En artículos
anteriores, he retomado la idea de que pareciera una verdad de Perogrullo
afirmar que los medios de comunicación tienen como tarea fundamental informar
objetivamente a las personas acerca de lo que acontece en su localidad y en el
mundo, pero ¿es así?
Retomo un
discurso del que he dado cuenta anteriormente.
John Swinton, durante muchos años jefe de
redacción del New York Times, dice
al respecto:
“No existe una prensa independiente(…). No hay ni uno
sólo entre ustedes que ose escribir su honesta opinión y, si lo hiciera, saben
de sobra que su texto jamás sería publicado (…) El oficio de periodista en Nueva
York, y en toda América, consiste en destruir la verdad, en mentir
abiertamente, en pervertir, en envilecer (…) ¿qué locura es esa de
beber a la salud de una prensa independiente? Somos herramientas y criados de
hombres ricosque se ubican tras las bambalinas. Somos unos polichinelas: ellos
tiran de los hilos y nosotros bailamos. Nuestros talentos, nuestras posibilidades y
nuestras vidas son propiedad de otros hombres. Somos unos prostitutos
espirituales”
En el Marco de “la conferencia para la reforma de
medios de comunicación”, celebrada en Estados Unidos en mayo de 2005, cuyo lema
fue una frase del músico George Clinton “quien controla los medios de comunicación,
determina nuestro destino”, algunas de las declaraciones de los
profesionales de la comunicación, fueron las siguientes
Amy Godman, directora de “Democracy Now”,
programa con diez millones de personas como audiencia diaria estimada, afirmó:
“A los ciudadanos se los trata como meros consumidores a los
que hay mucho que vender, pero nada que contar”
Naomi Klein, autora de No Logo y activista
antiglobalización, habló de un muro invisible de cemento que rodea al ciudadano
corriente, un muro similar al de un campo de concentración y sostuvo que:
“los grandes medios de comunicación, interpretando el
papel de torretas de vigilancia levantadas por las grandes empresas para velar
por sus intereses y tener sometida a la realidad”
Lo que afirma Klein es importantísimo, porque sigue la
línea de pensamiento de Vattimo, quien afirma que los medios de comunicación se han convertido en los grandes
constructores de sentido de lo real. El mensaje parece ser: No piense, el periódico, la radio o la TV le
explicarán a detalle determinado hecho o circunstancia que se carga de
significado dependiendo de la sintonía, el programa de TV o el periódico que
usted elija para enterarse de lo que está sucediendo aquí y ahora.
¿Y cómo opera entonces, la estrategia de convencimiento
y manipulación de los medios de comunicación?
Dice Koch, en su extraordinaria obra “La historia
oculta del mundo” que ocultar una noticia no es la forma más grave de silenciarla.
“(…)Resulta bastante peor mezclar algo de
verdad con algo de mentira, batirlo bien y servirlo caliente y bien aderezado
para que no se note el sabor de lo falso. La
información entonces se convierte en propaganda y está tanto mejor cocinada
cuanto menos nota el consumidor la metamorfosis”
En ese sentido, el autor español Joaquín Bochaca, en su
obra “La manipulación de la mente” dice que existen por lo menos ocho recetas
para cocinar la manipulación de la información. Mire usted.
1.- La afirmación pertinente.- El emisor no discute lo que dice, sino que se limita a
escoger el aspecto de la información que le interesa y lo repite hasta la
saciedad. El spot que afirma que alguien “Es un peligro para México” una y
otra vez, no está sujeto a contrarreplica y tampoco la espera. Sigue la misma
técnica que los profesores del siglo XIX repitiendo una y otra vez la lección,
hasta que queda fija en el inconsciente. Esa es la meta.
2.- La repetición.- Goebbels lo sabía y lo aplicó. Los publicistas también.
Si alguien repite durante el tiempo y la frecuencia suficiente una afirmación,
por increíble que suene, el hecho de que sea aceptada por la gente es mera
cuestión de tiempo.
3.- El uso de frases clave.- Ésta es una variante de la técnica anterior y también
de origen publicitario. El objetivo es formular palabras (no más de ocho, por
lo general), refranes o frases clave que se adhieran mentalmente al sujeto que
hay que convencer. “Es un peligro para México” ¿le
suena, estimado lector? Aún ahora, seis años después de las últimas elecciones
para Presidente de la República, ésta frase sigue resonando en muchos mexicanos
que no necesariamente votaron por Felipe Calderón, sino en contra de López
Obrador. De ese tamaño fue el impacto de la guerra sucia en contra de este señor.
4.- La utilización de estereotipos. Bien utilizada, esta técnica permite
marcar profundamente un concepto erróneo en la mente que será imposible de
borrar ni siquiera por la experiencia directa. En este punto se necesitan dos
actores: el que lanze la etiqueta y el que la confirme. Debe haber una profunda
capacidad de autocrítica para reconocer que expresiones como “cállate chacahalaca” y “al diablo con las (ahora se pretende
sustituír por “sus”) instituciones”,
confirmaron la noción de “peligro” y estereotiparon a quien emitió tales
afirmaciones.
5.- La sustitución premeditada de nombres y adjetivos
ascépticos por otros que posean connotaciones emotivas favorables o
desfavorables. ¿Le suena la
expresión “mesías tropical”, estimado
lector?
6.- El argumento de autoridad. “Voto nulo” es una iniciativa originalmente apoyada
por intelectuales como Denise Dresser. Ahora se retracta y trata de explicar
por qué antes hubiera sido operativo y por qué en estos momentos favorecería al
PRI. Las razones son obvias y las hemos estudiado desde este espacio hace ya un
buen tiempo. Aparentemente la señora Dresser ya se puso a estudiar, pero ese es
justamente el punto. Hay algunos intelectuales que “Así como dicen una cosa, dicen
otra”, por lo que hay que tener cuidado en las consideraciones que
hacemos de sus “ideas” y “análisis” desde la academia y la intelectualidad.
7.- La mentira descarada
8.- La tergiversación. Deformar los hechos o palabras
de alguien, a base de citarlas fuera de contexto, suprimiendo o extrapolando
otras frases que no aparecían en el original o cambiando significados en las
traducciones. Abra un periódico cualquier día de la semana. Encontrará multitud
de ejemplos.
Entonces ¿qué hacer?
Dice Robert Greenwald, que los medios tradicionales
están en crisis y afirma que en la revolución digital está la esperanza:
“Cada día se crean veinte mil
nuevos blogs en la red y ahí podemos escuchar las voces de los periodistas como
ciudadanos sin filtros”
Greenwald sin duda, dice bien, pero olvida que internet
está lejos todavía de ser un ágora virtual y que ese maremágnum de información,
es todo y a la vez nada si no se posee la habilidad de utilizar la misma para
formar mejores ciudadanos, más críticos y reflexivos.
Sin embargo, no es menor el asunto de considerar la
manipulación intrínseca en las redes sociales. Los “happenings” mediáticos así
lo demuestran. En la era de la información, lo que pulula es exactamente lo
contrario.
En ese orden de ideas, ¿son entonces los medios de
comunicación, la prensa escrita, el cuarto poder, etcétera, herramientas
indispensables para la construcción de la democracia?
En mi artículo previo titulado “Eres lo que lees” http://sdpnoticias.com/columna/5636/Eres_lo_que_lees
, puede usted encontrar algunas respuestas.
¿Usted qué opina, estimado lector?