I
Chalco
“Ojo por ojo y el
mundo terminará ciego”
Gandhi
México se
conmocionó ante el brutal linchamiento de tres jóvenes en Chalco, que fueron
masacrados por una turba que aparentemente fue manipulada por la madre de una
joven que hizo creer a una turba enardecida, que estos muchachos eran
secuestradores.
¿En qué momento
la ley y la justicia se remiten a prenderle fuego a la gente? ¿cuál es el
detonador que mueve a las personas a convertirse en parte de una muchedumbre
psicológica en la que pierde su individualidad y se deja llevar por el
instinto? ¿Y los representantes de la ley? ¿Y la justicia?
Y ya que hablamos
de justicia, debemos considerar también en esta ecuación a sus
“representantes”, esos dignos funcionarios que ponen precio a la ley, o
detienen ilegalmente a ciudadanos “sospechosos” sin orden judicial o que
traicionando lo que representan, deciden corromperse al transar con aquellos
que deben perseguir y enjuiciar.
En ese orden de ideas,
no es de extrañar entonces que la masa
(real y virtual) sea tan manipulable, moldeable y utilizable en términos
de aquel que en aras de sus propios intereses saque raja política, económica o
de cualquier otro tipo con el único fin de “llevar agua a su molino”.
II
Sacal
Los casos del
#GentlemenDeLasLomas y de los tres jóvenes linchados en Chalco, demuestran que
eso que llaman justicia no ha evolucionado. El circo romano, en el caso de
Sacal y la inquisición colonial en el caso de Chalco, son lamentables botones
de muestra de una sociedad en vías de descomposición: decadente, hipócrita y
malvada.
En Trascendió del
diario Milenio, se afirma:
“(…)Que en la
detención del Gentleman de las Lomas, Miguel Sacal, pesó la
mano del jefe de Gobierno del DF, Marcelo
Ebrard, quien desde que se divulgó el caso, el 10 de enero,
ordenó al entonces procurador, Miguel
Ángel Mancera, evitar la impunidad.
Mancera le pasó la estafeta a Jesús Rodríguez Almeida,
nuevo titular de la PGJDF, quien todos los días reportaba los avances, hasta
que la nueva Policía de Investigación detuvo al empresario textilero(…)”
Si lo anterior es
cierto, entonces podemos seguir la estrategia mediática de “demostración” de la
justicia más convertida en circo romano que en verdadera aplicación de la ley.
El capital
político del Jefe de Gobierno y el impacto para la izquierda en el DF y en el
país, es evidente, en términos de impacto positivo en la opinión pública; sin
embargo, surge la pregunta: ¿es legal exhibir de esta forma al señor Sacal Smeke?
¿No es por lo menos un abuso lo que se comete en estos términos? ¿Y los
derechos del señor Smeke?
Y es que es
evidente que tanto en el caso de Chalco como en el del señor Smeke, no se busca
la justicia, sino la venganza y si en el inter se puede politizar el asunto y
sacar raja del mismo, pues qué mejor.
No sorprende,
pues, que la muchedumbre psicológica pida sangre. Una nueva víctima que inmolar
diariamente a través de las redes sociales y los medios de comunicación
convertidos en ministerios públicos.
La cautela, la
prudencia y la razón brillan por su ausencia en ese contexto. Cuidado. Así es
muy fácil que surjan “líderes”, “seguidores” y “caudillos” que atraigan a los
usuarios o lectores justo a donde convienen sus intereses.
En un mundo maniqueo,
signado por “buenos” y “malos”, no hay términos medios que nos hagan
preguntarnos ¿dónde termina el criminal y comienza el enfermo? Lo que hizo el
señor Sacal en contra de Hugo, es más que deleznable, pero hay quienes en un
afán de “justicia” no se quedaron atrás.
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¿Ayudaría
explicar a estas buenas almas que gente como el señor Sacal hay en todas las
comunidades sin distinción y que el reprobable hecho no tiene absolutamente
nada que ver con la religión, la política o la ideología? Probablemente no.
Lamentable es lo
que hizo el señor Sacal, pero también lo es la forma de administrar “justicia”
en este caso y en el de Chalco y en tantos más que no salen a la luz en México.
Cuando veo al
señor Sacal, observo a una persona muy enferma, espiritual, psicológica,
emocional y físicamente, que necesita tratamiento médico. Parece un muerto en
vida y no estoy segura de qué tan
efectivo sea el procedimiento que conlleva el linchamiento público y la
cárcel….porque queremos justicia, ¿verdad?
¿Usted qué opina,
estimado lector?
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