miércoles, 16 de noviembre de 2011

Los orgánicos responden

Artículo publicado en SDP noticias


“¿Quién dices tú que soy yo?” puede ser la pregunta que responden Carlos Salinas de Gortari y los intelectuales que nombra desde su nueva obra: “Qué hacer? La alternativa ciudadana”,  que en realidad es una síntesis del anterior denominado “Democracia republicana”

En el artículo “Aristegui y Krauze”[i] se abordó el tema específicamente en el contexto de la entrevista que la periodista Carmen Aristegui realizó a Enrique Krauze a propósito del lanzamiento de su obra “Redentores” y de las menciones que Salinas de Gortari realiza de su persona en su nuevo texto.

Para el ex presidente, son los intelectuales ad hoc a los intereses del sistema o a los propios (a los que denomina “orgánicos”, utilizando inadecuadamente el concepto de Antonio Gramsci) los responsables y co-partícipes de la situación de incertidumbre y caos en la que se encuentra el pueblo mexicano. 

Es por medio de este artículo que pretendo dar cuenta de algunas de las razones por las cuales el ex mandatario tiene tal encono en contra de algunas de las figuras más importantes en el panorama intelectual mexicano.

Denise Dresser

Con esta intelectual, el ex presidente es particularmente incisivo, porque afirma:

“Bien se ha dicho que satanizar al contrario, para que la gente no tome en cuenta sus ideas, es señal de impotencia intelectual y pérdida de control emocional”.

Un par de semanas antes de que el último texto de Salinas de Gortari saliera a la venta,  Dresser lanzó su más reciente obra: El país de uno. Reflexiones para entender y cambiar a México, que comentamos a través de un artículo publicado en SDP noticias[ii].

 Dresser dedica diez páginas al análisis de lo que llama “La Famiglia Salinas”. En la página 84, se entiende perfectamente el encono del ex mandatario en contra de esta intelectual. Dresser replica: 

“Carlos Salinas de Gortari está presente y de regreso. Habita en la conciencia colectiva del país y quiere influir en él. El ex presidente quiere pelear por su pasado y por su futuro, por su lugar en la historia y el sitio meritorio que desea allí (…) Porque para eso regresa. Para ser aclamado, aceptado, reconocido. Para que México lo reconozca como el gran hombre que él cree que es (…)Pero México se haría un enorme daño si malinterpretara al salinismo. Sería un gran error aplaudir el liderazgo de Carlos Salinas sin entender sus efectos (…) Pero es indispensable recordar que la cara moderna de Carlos Salinas –tanto ayer como hoy- coexiste con la cara pre moderna del hombre que quiso ser rey”


Si Denise Dresser tiene un problema mental por no admirar acríticamente al ex mandatario, entonces gran parte de los mexicanos de este país que comparten la visión de esta lúcida intelectual, necesitan ayuda profesional.

Al criticar a Dresser, el ex presidente se desnuda ante el espejo a la vez que adolece de su propio reflejo: “Yo estoy bien. Los demás viven en el error”. 

Enrique Krauze 

Antes de opinar sobre Krauze, se debe entender el contexto de su obra, de su acercamiento y colaboración con Octavio Paz y el proceso que ha vivido su obra paralelamente a la historia de México.

Como él comenta en la entrevista que le realizó Aristegui, en el México post revolucionario, había muchos intelectuales afines al partido en el poder, pero después del 68 era muy difícil encontrar a un intelectual acorde con la ideología dominante.

Hoy, prácticamente no existe un intelectual que pueda ser identificado plenamente con el Partido Revolucionario Institucional y cita a Beatríz Paredes: “somos un partido gelatina, porque se amolda al poder en turno”.

De ahí que la conclusión de Krauze es que Salinas de Gortari pretende ser el nuevo intelectual orgánico del PRI. Por lo pronto, con este texto ya levantó la mano para decir simbólicamente: “Aquí estoy. Yo pongo en su lugar a tirios y a troyanos”

No es fortuito que Salinas ofrezca una especial atención a Krauze, dedicándole cuatro páginas de su breve libro a explicar por qué éste es un intelectual orgánico. Yo pienso que en una bizarra combinación de karma y verdad, logra el efecto contrario.

Pero en México, como dice Jorge Castañeda en su nuevo libro “Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos”, no estamos acostumbrados a diferir respetuosamente, sino a pensar que detrás de toda opinión contraria a nuestra ideología, hay un plan para acabar con el enemigo (el adversario es otra cosa) y en ese contexto, Krauze se atrevió a diferir con la izquierda mexicana que en ese momento no le convencía. Lo mismo hizo Octavio Paz en su tiempo, cuando polemizó con Monsiváis.

Por cierto, amable lector, la edición de Octubre de la revista “letras libres” se refiere a Octavio Paz. “El hereje”, porque a pesar de haber renunciado a ser embajador por el movimiento del 68 y a pesar de su incansable lucha en varios frentes a favor de la izquierda mexicana, tuvo la osadía de diferir en un determinado momento con cierta facción, lo que ha costado que aún hoy en día, Paz sea objeto de vilipendios, calumnias y descrédito ¿Sucederá lo mismo con Krauze?

Salinas de Gortari también lanza proclamas en contra de Aristegui y Meyer, a quienes identifica plenamente como López-Obradoristas, a Jorge Castañeda a quien acusa de tener como interés primigenio el propio, antes que el bienestar del pueblo mexicano y…

¿Y usted le cree a Carlos Salinas de Gortari? Me parece que para comentar sus dichos, por ahí debemos comenzar

 ¿Usted qué opina, amable lector?



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