martes, 13 de diciembre de 2011

Tesla. La crisis y las nuevas narrativas

Artículo publicado en SDP Noticias

Dos noticias, aparentemente inconexas, cobran especial relevancia en el contexto de este artículo. La primera se refiere al grave peligro de una recesión mundial, que comenzará en Europa, según advierte la OCDE[i] y la otra informa acerca de la creación del premio “Nuevas Letras” impulsado por el hombre más rico del mundo[ii] y que pretende estimular “formas innovadoras de contar historias”.

No hay nada más visionario que esto último.

Hubo un hombre, en la historia de la humanidad, que con su genio descubrió, propuso y desarrolló formas alternas de producir energía y depender de la naturaleza, sin depender del petróleo, en aras del que tantas guerras e intervenciones de han justificado.

Las nuevas narrativas no solamente se refieren a la literatura, pero empiezan allí. Empiezan por tener la capacidad de soñar un mundo diferente en el que otras historias mejores y más humanas, pueden ser contadas. Lo que hoy en día denominamos “ciencia”, no puede ser la excepción. 

Nikkola Tesla. El genio de las nuevas narrativas

Tesla era una persona excepcional y solitaria. Un genio de la ciencia. Un inventor con una mente privilegiada, muy adelantada a su tiempo.

Es el siglo XXI el que reclama a gritos la puesta en práctica de los delirios de Tesla: Una sociedad comunicada y desarrollada con un sistema sostenible, aprovechando los recursos naturales del planeta, cuidando al mismo tiempo de este. Él estuvo siempre en contra de la energía nuclear al considerarla potencialmente dañina para la Tierra.

Esa historia no le gustaba y con su genio, se decidió a desarrollar los inventos necesarios para dar a la humanidad la oportunidad de contar otras historias, aparte del petróleo, las semillas, los metales y la guerra.

Tesla es el genio más grande que ha dado la humanidad, de ahí que cuando falleció Steve Jobs hubiera algunos despistados que inmediatamente compararon la mente de estos dos visionarios que, si bien es cierto que comparten ciertas características, se deben guardar las justas proporciones entre los descubrimientos de Tesla, que pueden cambiar el rumbo de la humanidad y por los cuales jamás recibió un centavo y Jobs, para quien la empresa era condición sine qua non innovar a través de sus creaciones. Tesla no tuvo jamás los recursos humanos, financieros y logísticos que Jobs sí utilizó en pro de sus empresas.

La vida de Tesla nos brinda varias valiosas lecciones 

1.- La historia es siempre contada por aquellos que tienen un interés sólido en privilegiar a unos y conservar en el anonimato a otros. 

En el colegio nos enseñan la vida y obra de los grandes inventores, incluso es posible que usted, estimado lector, haya estudiado en un plantel denominado “Thomas Alva Edison” o “Colegio Marconi”, honrando la memoria de dos científicos cuyas aportaciones cambiaron al mundo. 

Lo cierto es que esto no es así. La historia da cuenta acerca de cómo Nikkola Tesla fue plagiado por Marconi, quien se llevó el crédito por el descubrimiento de la radio y por su propio mentor, Thomas Alva Edison, a quien los libros oficiales de texto reconocen como el inventor de la bombilla. Tesla fue el verdadero genio detrás de cada una de las innovaciones presentadas por Marconi y Alva Edison.

La personalidad del genio se convirtió en su mayor enemiga, porque en aras de consagrarse a la observación de la naturaleza para desarrollar sus inventos, no tuvo tiempo de formalizar ninguna relación, era un ser sumamente solitario, absorto en sus pensamientos, vegetariano, desinteresado, con memoria fotográfica y políglota. 

2.- Las comunidades científicas no buscan el conocimiento 

Si usted, estimado lector, es de los que piensan que las comunidades científicas buscan el avance de la ciencia en aras del progreso de la humanidad, la historia de Tesla y otras más recientes parecen demostrar lo contrario.

Como todo visionario, las teorías de Tesla chocaban de frente con las dogmáticas y anquilosadas comunidades científicas de su época. Aún ahora, son las comunidades académicas y/o científicas quienes validan si usted “tiene los conocimientos” o no, para ser declarado autoridad en la materia.

El problema es que ese diagnóstico se da según los términos y parámetros de un equipo de personas que casi siempre se unifica para reconocerse unas a otras y desechar todo lo que no se ajuste a sus fines e intereses. 

Imagine, estimado lector, la amenaza que Tesla significaba para el statu quo de estas organizaciones.

Tesla jamás publicó un texto en una “revista científica”, de hecho las detestaba. Con toda razón, desconfiaba profundamente de los grupúsculos de poder en los que hasta hoy se han convertido la mayoría de las organizaciones que agrupan campos del conocimiento humano.

Para SDP noticias,  escribí un artículo[iii] denominado “Paradigma, ciencia y verdad. El Nobel de medicina 2005”, en donde doy cuenta precisamente de cómo una comunidad científica puede oponerse con todas sus fuerzas al avance del conocimiento.

El hallazgo de la bacteria helicobacter pylori iba contra “LA verdad” dogmática establecida a priori por la comunidad científica australiana: no puede haber ningún microorganismo capaz de sobrevivir a las condiciones hostiles presentes en el estómago debido a los ácidos utilizados para disolver el bolo alimenticio. Punto final.

Fueron Barry Marshall y Robin Warren quienes se atrevieron a retar la verdad establecida. Primero fueron declarados locos, difamados, injuriados y perseguidos, tuvieron que salir de su natal Australia. Veinte años después, recibían el nobel de medicina por su descubrimiento.

Sin duda, tuvieron suerte.

Tesla no solamente no gozó de ningún reconocimiento en vida, sino que fue perseguido, vigilado y a su muerte, todo su trabajo fue incautado por agencias gubernamentales de EU

3.- La economía de mercado que rige hoy el mundo es obsoleta.  

Es una historia acabada cuyo discurso es obsoleto. En la modernidad, ni el capitalismo ni el socialismo dieron respuestas a las necesidades de la humanidad para desarrollar modelos políticos, sociales y económicos. En la post modernidad, el relativismo sin ética parece estar siendo presa del mundo y es lógico.

De las cien mayores economías del mundo, cincuenta y uno son empresas. ¿Quién dirige los destinos de la humanidad, entonces?

Economías como México dependen en gran medida del petróleo y de recursos no renovables que inevitablemente deben ser sustituidos, aquí la pregunta es: ¿conviene hacerlo?

Tesla inventó, mucho antes de la web, otras telarañas energéticas capaces de abastecer el consumo mundial y prevenir el hambre y la crisis…pero ¿y las empresas? ¿y los gobiernos? ¿y el statu quo? Para que haya países “de primer mundo”, debe haber otros de “segundo” y “tercer” orden…¿a quién conviene este “establishment “?

Nadie en su sano juicio se atreve a cuestionar lo anterior, en aras de ser considerado, aparte de loco o subversivo, “políticamente incorrecto”. 

Por otro lado, la mayoría de los sistemas educativos del mundo no están concebidos para promover el desarrollo de pequeños Teslas o Jobs. He escrito un par de artículos al respecto también para este portal de noticias: Reprobados[iv] y Educando a Steve[v] 

¿Qué nos queda, estimado lector? Atrevernos a pensar. A imaginar un mundo alterno y posteriormente contar esa historia. 

Esas son las nuevas narrativas que suplirán las que son obsoletas hoy en día, porque ya no brindan respuestas a las necesidades de la humanidad. La amenaza de recesión mundial y la oferta del hombre más rico del mundo para que usted se anime a contar otras historias, lo demuestra.

¿Usted qué opina, estimado lector?


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