Leer al Cardenal
Joseph Ratzinger es comprender la visión de la Fe desde el catolicismo. No es
fortuito que el ahora Papa Benedicto XVI sea considerado como “el Papa de la
Razón” y constituye en sí mismo y por derecho propio una inteligencia a la
altura de las mentes más privilegiadas de los últimos tiempos.
Su Santidad
escribió en los tiempos del beato Juan Pablo II, una obra extraordinaria “El
infierno es estar solo”, donde analiza desde la posición del Cardenal primero y
del hombre después la noción de Infierno que se identifica con Dante.
A diferencia de
Sartre, que afirma que “el infierno son los otros”, el entonces Cardenal
sostiene que el infierno es la soledad humana y ésta sólo puede ser superada en
Dios, en Él que permanece en el misterio de la Fe y del Amor hasta nuestros
días.
“Hay una noche a cuyo abandono no llega ninguna voz. Hay una puerta que
podemos atravesar sólo en soledad: la puerta de la muerte. La muerte es la
soledad por autonomasia. Pero aquella
soledad en la cual el amor no puede penetrar, es el Infierno”
Y es que hay
quien piensa que estos planteamientos son puramente filosóficos, sin considerar
que plantean toda una forma de ver y asumir la vida propia y de los demás.
Su Santidad
expresó, en su época Cardenalicia que el infierno está aquí y ahora. Mire
usted.
“Donde no hay Dios, despunta el infierno, y el
infierno persiste sencillamente a través de la ausencia de Dios”[i]
Lo más paradójico es que esta exclusión de Dios se hace de manera sutil, casi siempre afirmando que se quiere el bien de los hombres.
«Cuando hoy se hace
comercio de órganos humanos, cuando se fabrican fetos para disponer de órganos
de reserva o para hacer progresar la investigación y la medicina preventiva,
muchos consideran como implícito el contenido humano de estas prácticas, pero
el desprecio del hombre que está debajo --cuando se usa y se abusa del hombre--
conduce, se quiera o no, al descenso a los infiernos».
La Fe vs El
Progreso
Personalmente,
siempre me ha llamado la atención aquellas posturas progresistas que señalan que
el catolicismo constituye en sí mismo una especie de obstáculo para el libre
pensamiento.
Quien
esto afirma, en el mejor de los casos, no sabe lo que dice y habría que
comenzar a preguntar a los “open minded” qué entienden por “progreso” para
comprender que hay una indisoluble asociación de esta cuestión con el avance
tecnológico y el libre albedrío.
En
estos momentos, de crisis estructural generalizada, hay algunos “problemillas”
asociados a la definición anterior, como el asunto ambiental : o resolvemos el
calentamiento global, o nos extinguimos como especie. Hemos progresado, sin
duda.
La
familia, el núcleo básico de la sociedad, desde donde se procura el amor y el
cuidado de los miembros que la integran, es hoy más atacada que nunca.
Desde
la Fe, el matrimonio es un compromiso de vida y ¿por qué no decirlo? También es
una forma de alcanzar la santidad. Amar, no es sentir “maripositas en el
estómago” y pretender que cuando éstas transmutan en gusanos, se acabó el amor.
Amar
es una decisión y quien así lo asume, desde la Fe, es ahora señalado en
estos tiempos como “demodé”, en el mejor de los casos.
¿Dónde está la
tolerancia que asumen y presumen los autodenominados “progresistas” en el
discurso? Para Ripley
¿no cree usted?
Por
otro lado, se soslaya comúnmente el hecho de que el hombre es un ser religioso.
Sin duda, pero no se puede servir a Dios y al César al mismo tiempo.
¿Cuál
es la religión que usted profesa, estimado lector? ¿Es la política, la ciencia,
el dinero, la música, la academia, el marxismo, la posmodernidad, su líder
sindical? ¿Dónde tiene puesta su Fe? Estas preguntas sólo son para reflexionar.
Usted es quien debe hacer las consideraciones, por supuesto.
La
historia, esa sabia maestra nos brinda algunas lecciones que tienen que ver con
la Fe y con la forma como se considera a la religión católica en estos tiempos:
1.- Para los que piensan que “la religión
es el opio del pueblo”, refiriéndose a la religión católica, por supuesto,
olvidan que cuando la política suple esta función y se convierte en “el pan que sacia toda hambre humana”, transmuta
automáticamente en una ideología totalitaria y la historia ha demostrado que
todas éstas formas de asumir la política y que arrasaron el siglo XX son de
raíz socialista.
2.- El iluminismo utópico de algunos
filósofos ilustrados en los que fincan sus posicionamientos los déspotas
jacobinos, hoy considerados “progres”, no han traído sino violencia y tiranía
política
3.- Occidente, tan “fuera de moda” hoy en
día, por el auge del New Age y el impacto de la posmodernidad, es la
civilización de la razón, con todas sus contradicciones y, para aquellos que lo
desconocen, debo señalar que la civilización cristiana es la única donde el poder
político es distinto a la autoridad religiosa (Sí, la única).
¿Usted
qué opina, estimado lector?
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