lunes, 20 de febrero de 2012

Negociando con el diablo


Artículo publicado en SDP Noticias





En un tiempo en el que las fronteras deslizantes entre “los buenos” y “los malos” prácticamente han desaparecido en el contexto del pensamiento posmoderno que todo lo relativiza y subjetiva, aparece esta obra de Robert Mnookin “Negociando con el diablo”

El autor es el director del programa de negociación de Harvard y a través de las 338 páginas de su obra, podemos encontrar la visión de quien toma en cuenta a Sun Tzu antes que a Maquiavelo.

Para Mnookin, la mejor victoria se logra venciendo primero a uno mismo (ira, soberbia, avaricia, etcétera) para tener la capacidad de negociar con los otros, la mayor victoria: la paz.

Si quieres paz, prepárate para la guerra

¿Quién es “el diablo? En el contexto de la obra y aquí podemos encontrar la parte pedagógica del asunto, es aquel adversario en el que usted no confía, que puede perjudicarlo o que incluso puede darle la sensación de ser perverso.

Y en una situación determinada, ¿cómo podría usted, estimado lector, saber cuándo pelear y cuándo negociar? Aún cuando el término “negociar” lleve implícito una guerra a un nivel mucho más sofisticado que planear una batalla entre tropas enemigas.

El autor nos demuestra lo anterior con ejemplos acerca de disputas privadas, donde usted puede confrontar a sus propios demonios:

1.    Un socio de negocios lo ha traicionado y ahora quiere negociar un mejor trato
2.    Un matrimonio se está divorciando y uno de los esposos está haciendo exigencias extorsivas
3.    Un competidor se ha robado su propiedad intelectual

Usted está furioso, su instinto le pide pelear el asunto ante los tribunales.

Sin embargo, a través de la mirada del autor, siguiendo su línea de pensamiento, usted descubre que en todos los casos anteriores negociar con esa persona le daría algo que ella quiere. Y en ese sentido, ¿por qué la premiaría usted por su mala conducta? Usted quiere hacer valer sus derechos y la idea de negociar con su adversario le parece justamente incorrecta.

Craso error.

En todos los casos anteriores, usted debería tener la capacidad de utilizar la mente fría y sin apasionamientos y sentarse a negociar. Negociar no necesariamente significa ceder.

En el argot jurídico, hay una frase que utilizan los abogados que va en contra aún de sus propias ganancias: “Más vale un mal arreglo que un buen pleito”. Ese parece ser el planteamiento del autor…pero hay límites, por supuesto.

Este libro trata de esas clases de conflictos, que plantean algunas de las cuestiones más desafiantes en negociación. Quien disputa debe decidir: ¿Debería regatear con el diablo o resistir? Cuando digo “regatear” quiero decir intentar hacer un trato (intentar resolver el conflicto mediante la negociación) y no pelear. Cuando digo “diablo” quiero decir un enemigo que lo ha perjudicado intencionalmente a usted en el pasado y parece dispuesto a perjudicarlo en el futuro. Alguien en quien usted simplemente no confía.

Bush, Gates, Churchill, Mandela, Hitler, entre otros, son algunos de los personajes que el autor utiliza para demostrar a usted las lecciones no aprendidas de la historia. Algunas aparecen en la historia oficial, otras no, pero esto mismo constituye uno de los aportes de este libro.

A veces, los amigos se acercan para pedirnos consejo. “¿Qué hago con mi esposo?”, “¿demando a mi socio?”, “¿cómo asumo esta traición?” y en algunos casos no tenemos toda la información al respecto o la versión de todas las partes involucradas en el conflicto, para poder ofrecer el consejo válido o sabio que nuestro amigo necesita.

Sin embargo, podemos decirle: “Mira, no sé a ciencia cierta qué decirte, pero tu caso me recuerda a los intentos de Churchill por negociar con el Tercer Reich. La historia es así (…) tú puedes intentar aplicar algunas estrategias en tu caso y puede funcionar, sin duda”

No diré más. Disfrute, estimado lector, la lectura de esta interesante obra de Robert Mnookin. Excelente, sin duda.



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