La sabiduría
popular afirma que no se debe hablar de fútbol, de política ni de religión,
porque son temas en los cuales las personas difícilmente se ponen de acuerdo.
Por otro lado,
alguien más avispado podría identificar que el común denominador de estos tres asuntos
es la pasión que despiertan en los interlocutores. Este fenómeno de
transmutación de la personalidad, ha sido estudiado por más de un analista.
Desde este
espacio, le he hablado de Paul H. Koch[i].
En su magnífica obra “La historia oculta del mundo”, éste autor habla de
fenómenos tales como “la muchedumbre psicológica” y “la psicología de las
multitudes”.
Ayer, el mundo
entero se estremeció al conocer la noticia:
“Al menos 74 muertos y 1.000 heridos tras un partido en Port Said entre
un club local y el Ahly, de El Cairo, por el enfrentamiento de los hinchas”[ii]
En notas de este tipo, donde hay hinchas de fútbol
involucrados, es común que nadie sepa cómo y cuándo comenzó la tragedia:
“Las circunstancias de
la matanza resultan aún confusas. Comenzaron con la invasión del césped por
parte de aficionados del Masry -había 13.000 espectadores y 20 brigadas de
agentes- después de que venciera por 3-1 al Ahly, el equipo más potente del
país, reconocido como el mejor del siglo XX en el continente, por la
Confederación Africana”
Los
especialistas han señalado que en solitario, los hinchas de fútbol son personas
amables e incapaces de dañar a nadie, pero en un partido decisivo y de máxima
tensión pueden acabar atacando, golpeando y hasta asesinando a hinchas del
equipo rival, hipnotizados por su servidumbre al grupo.
Lo
anterior explica el término “muchedumbre psicológica”, planteado por el psicólogo
francés Gustavo Le Bon, fue quien a finales del siglo XIX decretó y describió
con escalofriante detalle el concepto de “muchedumbre psicológica”, según el
cual nos gusta diluir nuestra identidad en la del grupo básicamente por dos
motivos:
1.- Porque se nos
permite renunciar a nuestra responsabilidad por lo que ocurra2.- Porque vivimos la ilusión de ser tan fuertes como el mismo grupo
El mismo fenómeno se presenta en lo que denominamos “democracia”. Mire usted.
La noticia
no es un dato menor:
“De
acuerdo con un estudio reciente elaborado por investigador de Princeton, la
democracia necesita multitudes ignorantes para funcionar y no colapsar en la
anarquía o la tiranía de los grupos minoritarios”[iii]
Y
se afirma:
“Una de
las creencias más extendidas en torno a la democracia, incluso entre personas
con un conocimiento mediano o mínimo sobre el asunto, es que este sistema
político funciona mucho mejor si quienes lo integran sin personas interesadas
en su entorno social y conocedora de ciertos temas claves de su vida política
inmediata.
Sin
embargo, una investigación realizada por un investigador de Princeton podría
echar por tierra esta idea. Iain Couzin asegura, por el contrario, que sin
grandes multitudes de personas francamente ignorantes, la democracia
simplemente colapsa”
Para
todos aquellos que se rigen “por lo que dice la mayoría”, se debe estar
consciente que “la mayoría”, como lo muestra el estudio anterior, representa
personas que son manipuladas, corrompidas y meticulosamente alienadas, que son
capaces de mentir, agredir y hasta matar en el contexto de la muchedumbre
psicológica que le da sentido de pertenencia a un determinado grupo.
Aquellos
que se atreven a pensar de otra manera, a ser críticos, analíticos, reflexivos ,
sacar sus propias conclusiones y defender con argumentos válidos sus premisas, no son solamente excluidos del grupo, gremio
o partido político, sino que son considerados como amenazas latentes para la
supremacía psicológica que la élite ejerce sobre “la mayoría”.
En
un artículo anterior, afirmé:
“(…)De hecho, los procesos electorales tal y como los conocemos en la
actualidad, son el marco perfecto para la formación de muchedumbres sicológicas
y en ese sentido, las redes sociales son un aliado indiscutible para aquellos
dedicados a hacer campañas electorales influyendo en la mente del electorado y
que evidentemente conocen todo lo que le acabo de comentar acerca de la
influencia de la masa en el criterio del individuo: lo devora.
Y si lo anterior es verdad, entonces estamos hablando de que las
muchedumbres psicológicas anulan la voluntad de los individuos que las
conforman, al encaminarlos no como ciudadanos independientes, sino como meros
“soldados” del “ejército político” de cada partido”
¿Usted qué opina,
estimado lector?
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