“Renuncien a toda esperanza quienes aquí entren…”
Dante. El inferno
En los términos
en los que actualmente funciona el Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación, mejor conocido como SNTE, es imposible pretender siquiera elevar la
calidad de la educación.
Las aparentes
reformas promovidas desde el gremio de profesores, se han contextualizado en
negociaciones políticas con el poder en turno, en aras de cumplir con los
requisitos que demanda la OCDE.
No hay posibilidad
alguna de que compaginen los docentes responsables con los modus operandi de
los líderes sindicales de los gremios que conforman cada una de las 59
secciones que conforman esta estructura gremial[i].
Mire usted.
“Televisa quiere la SEP”: Elba
Luis obtuvo una
beca para ir a España de parte de la fundación Bécalos. Él siempre ha
sido un docente inquieto en relación a saber, conocer y aplicar las corrientes
pedagógicas y teorías psicológicas en aras de formar educandos críticos,
analíticos y reflexivos.
Sin embargo, Luis
está viviendo una pesadilla.
Por escalafón, le
tocaba ser director de una escuela desde hace 7 años, pero los manejos de la
delegación sindical de su zona escolar, no se lo habían permitido, debido a que
se habían privilegiado estos puestos para beneficiar a profesores cercanos al
Inspector Escolar y afines a la Sección Estatal del SNTE.
En época de
elecciones, estos docentes que deben su puesto al SNTE, se desempeñan como
eficientes operadores políticos, responsables del peso político que se atribuye
a la lideresa magisterial.
Lamentablemente,
Luis no se ve a sí mismo como un burócrata asalariado, sino como un verdadero
profesional de la Educación. No ha tenido tiempo de asistir a mítines, marchas
ni plantones del SNTE, porque ha estado demasiado ocupado preparándose en el
contexto de las necesidades que demanda la cambiante sociedad del conocimiento.
Antes de tomar
posesión del plantel como director del mismo, el Inspector Escolar le ha hecho
saber a Luis que tiene conocimiento de que el programa “Bécalos” adoctrina
profesores para que “se crean muy- muy” (sic). Le advierte que no se equivoque
y que se vaya con cuidado.
Este Lunes, Luis
vivió una escena surrealista.
Al llegar al
plantel escolar, observa que la escuela está tomada por los profesores que
conforman la plantilla docente. “Fuera el director” anuncian las
mantas que los padres de familia, bien asesorados por los profesores, sostienen
en el portón de entrada.
Al llegar el
supervisor escolar, con una sonrisa piadosa, le dice a Luis: “Te lo dije,
compa”. La delegación sindical, que tiene la obligación de velar por los
intereses de todos los involucrados, está claramente a favor de los docentes: “El
maestro Luis ha lastimado los derechos de los trabajadores, No es un líder
sociable, participativo ni humanista”.
Luis no lo puede
creer.
Alguien le hace
favor de traducir lo que dicen sus compañeros: Por “humanista”, ellos
quieren decir que los dejes salir temprano en los días de quincena, que no los
presiones con la planeación semanal, que les permitas entrar y salir a la hora
que quieran…Por “sociable” ellos entienden que convivas con ellos, entres a su
casa, conozcas la historia de su vida y les hables con cariño, preferentemente
usando términos como “manito” o “manita”…Y finalmente, por “participativo” quieren
decir que suspendas clases cada vez que la Sección sindical del Estado recorra
la región para “informar” a los profesores acerca de los logros sindicales.
La decisión está
tomada. El secretario general de la delegación sindical que corresponde a la
zona escolar donde trabaja Luis, declara en un alarde de sabiduría gremial: “es
más fácil mover a uno, que a cinco” y de esta manera, Luis es corrido
penosamente del plantel que algún día soñó con transformar para bien de los
niños de la región.
Luis “está en la
banca”, es decir, no tiene escuela alguna a su cargo. La delegación sindical y
los profesores de su escuela se han encargado de que los periódicos consignen
que Luis “es conflictivo” y que nadie puede trabajar con él.
Ahora, Luis debe
hacer lo que antes no hizo: adular al charro sindical en turno, militar
sindicalmente, acompañarlo a giras, mítines y reuniones y jurar lealtad al
equipo sindical para poder siquiera concebir la posibilidad de volver a ejercer
como docente.
“El SNTE soy yo”: Elba
Para poder
comprender este fenómeno, me permitiré utilizar los conocimientos y las
reflexiones del Dr. Gregorio Hernández Zamora[ii],
quien es Es Doctor en
Lengua y Cultura Escrita por la Universidad de Berkeley (EUA), donde fue
becario Fulbright y UC-MEXUS.
¿QUÉ ES EL CACIQUISMO
SINDICAL?
Greg
comenta: “La pregunta exige ir al núcleo del sistema caciquil. ¿Qué es un
cacicazgo y en qué radica su eficacia? Un régimen caciquil es por definición un
régimen tiránico, despótico, medieval. Es una relación de subordinación y
tutelaje entre un “cacique” y sus vasallos. Aunque su utilidad suele ser
política y económica (intercambio de recursos y beneficios), la esencia de su
eficacia radica en una actitud personal de dependencia servil,
cuyo origen colonial raramente se percibe y menos aún se comprende en el ámbito
educativo mexicano. ¿En qué consiste y por qué es tan poderosa la Doctrina
Caciquil? Para entenderlo debemos entender sus raíces psicológicas e
ideológicas”
Uno
de los significados de la palabra “charro”
con la que denominan a los líderes caciquiles sindicales, significa “el
que arrea a las bestias”. El diccionario, que no brinda “significados”
sino síntesis conceptuales, ofrece varias interpretaciones del concepto que significa
un elogio para algunos líderes sindicales, porque refleja sus capacidades de
líder ante sus seguidores.
LA
MENTALIDAD COLONIZADA
El
Dr. Hernández Zamora explica muy bien esta cuestión: “ ¿Cómo surge y en qué se sostiene
esta mentalidad colonizada? O. Mannoni lo explica con una parábola en su libro Prospero
y Calibán: La Psicología de la Colonización:
Un perro callejero
hambriento se encuentra con un hombre, quien se compadece y le avienta un
hueso.
He
aquí la génesis de la mentalidad colonizada: “Has hecho algo por mí sin
tener la obligación de hacerlo; por lo tanto soy tuyo y me puedes mandar; pero, al mismo tiempo, yo espero que
tú me protejas y veas por mi”. Esta es la actitud. La vemos y oímos día y noche en las instituciones de
educación básica, media y superior mexicanas, donde la gente no concibe que su
puesto o plaza se los debe a sus méritos académicos y profesionales, sino al
“favor” que alguien “de arriba” le ha hecho. Parafraseando al Sr. Palestino:
“yo le debo mi puesto a Juanito (“el sindicato”), soy suyo y acepto que me
mande, pero a cambio recibo su protección y me convierto, por ello, en su fiel
guardián”.
He
aquí la esencia de la mentalidad colonizada, a diferencia de la mentalidad
libre y democrática. Mannoni lo explica así: un caballero británico, miembro de
una sociedad libre, aprende pronto a no dar comida a un perro callejero en un
pueblo hindú, pues descubre que el perro lo seguirá para siempre. Es decir, en
una sociedad libre y cambiante la estructura de la personalidad es muy
diferente que en una sociedad colonizada y estática. En ésta última como lo es
la sociedad mexicana, y particularmente el sistema educativo mexicano, el
individuo vive seguro en su dependencia. Así, mientras la sociedad estática no
sea fracturada y desmantelada, los subordinados estarán contentos con su
dependencia, pues la primera necesidad psicológica de un colonizado es volverse
dependiente de algo: de un general, de un funcionario, de un líder sindical… de
un amo. Mannoni equipara la mentalidad colonizada con la actitud del perro
callejero que se arrima, se repega y se vuelve fiel seguidor y guardián de
quien le avienta comida sin tener la
obligación de hacerlo.”
Las
anteriores reflexiones del Dr. Hernández, pueden dar cuenta de la razón por la
cual Ricardo Raphael, Arturo Cano, Alberto Aguirre y Noé Rivera coinciden en
comentar que a la Maestra Elba Esther le gusta que la gente le deba algo: un
favor, un bien material, un servicio. En la magnanimidad de la Maestra, hay
implícito un quid pro quo.
Para finalizar, una
última reflexión del Dr. Hernández Zamora:
“La necesidad de
depender de algo o alguien es, entonces, el elemento primario en la estructura
de la personalidad colonizada que no sabe decir simplemente “gracias” a quien
sólo cumple con su trabajo (por ejemplo, asignar y firmar una plaza).
Así, el sujeto subordinado se guarece bajo una relación de dependencia
parasitaria, donde él mismo se ve como un ser inferior y desvalido que debe su
lugar (su fuente de ingresos) al “favor” y la “benevolencia” del cacique, que
encarna para él al Amo, Señor, Dueño y Jefe. Por supuesto, no se protege al
Cacique porque se le ame, se le admire, o se le respete, sino por el
insoportable temor a perder su protección, ya que si cae el Cacique, se hunde
con él el pantanoso suelo de componendas y favores en que ambos, amo y criado,
están parados. El pánico que tal escenario produce es tan grande, que cuando en
1988 un masivo movimiento magisterial derrumbó el cacicazgo del “Profesor y
Licenciado” Carlos Jonguitud Barrios, sus más cercanos servidores se aprestaron
a reemplazarlo por una nueva Ama, hoy convertida en la más inmoral de las
líderes morales que la historia de México ha conocido”
Deseo que el artículo
de hoy despierte la reflexión, el análisis y el debate acerca de esta nueva
mirada que, retadora, obliga a mirarnos en el mismo espejo de aquello que
criticamos y a redefinir lo que dijo Sartre: “el infierno son los otros”.
¿Usted qué opina,
estimado lector?
[ii]http://www.inaeba.guanajuato.gob.mx/foro/gregoriohdez.cfm
, en su página de internet se pueden encontrar reflexiones y análisis
realizados por el Dr. Hernández Zamora acerca de la cultura post-colonial: http://g-cep.blogspot.com/ En el apartado
referente a sus textos, es posible
adquirir el libro del Dr. Hernández Zamora: “Decolonizing
Literacy: Mexican Lives in the Era of Global Capitalism “ por amazon.com http://g-cep.blogspot.com/p/textos-d-grehz.html
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