Cuando el equipo comandado por el
entonces subsecretario de educación y yerno de la lideresa magisterial,
Fernando González Sánchez, decidió implantar el modelo de competencias en
México, pasaron por alto que este es un país que no se parece en nada a
aquellos donde este enfoque ha sido un éxito.
Para empezar, en países como
Inglaterra o Finlandia no hay sindicatos y esto tiene que ver con un
reconocimiento de la figura del profesor como un profesional de la educación,
más que como un militante sindical dispuesto a salir a las calles a defender
los derechos que han sido utilizados como moneda de cambio y oferta de “paz
social” de parte de la lideresa magisterial del SNTE.
El sindicalismo magisterial y el negocio del silencio
Aquí en México vivimos la cultura de
“el que no habla, Dios no lo oye” y
para eso, hay que hacer ruido. Demasiado ruido. La Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE) lo sabe y actúa en consecuencia. El
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación lo sabe y no hace nada por
la misma razón.
La CNTE no ha podido negociar el ruido. El SNTE ha negociado, vendido
y usufructuado el silencio del
gremio magisterial durante 22 años.
No hay que confundirse, pues. Los
reclamos que en estos momentos realizan los profesores de la CNTE, son válidos
y justos. Tienen sentido en un contexto de manipulación gremial realizado por
la señora Gordillo y sus representantes en cada Estado de la República
Mexicana. Lo que se critica a la CNTE no es el fondo, es la forma.
¿Suspender clases para protestar por
la alianza por la calidad de la educación signada por el presidente Calderón y
la lideresa magisterial?[i]
Desde mi mapa mental, es un contrasentido. Puedo entender que se busca captar
la atención de todos los actores involucrados en el conflicto: la sociedad, el
gobierno, el sindicato, los medios de comunicación. Pero esta atención se debe
dar en positivo, no en negativo.
La figura del docente exige una
revalorización social que está lejos de producirse. Todavía, en algunas partes
de México, los profesores, al amparo de sus “derechos laborales” suspenden
clases a temprana hora los días de quincena, faltan a sus labores y un largo
etcétera. Aunado a eso, se encuentran los supervisores escolares, delegados
regionales y demás puestos clave que son otorgados a soldados rasos al servicio
del SNTE, profesores con ínfima o nula preparación profesional, en nómina
oficial, fungiendo como hábiles operadores políticos.
La educación en México se ha convertido
en un coto más de poder y privilegios. La profesión docente es la única en
México en la cual obtener un doctorado y sólo poseer la educación secundaria
con regularización pedagógica tiene exactamente los mismos puntos en carrera
magisterial. Lo verdaderamente valioso es la militancia sindical. La educación,
en el ámbito ibid, es lo de menos; es más, si se posee raciocinio propio, el
docente no tiene posibilidades de alcanzar puestos de mayor jerarquía dentro de
la escala burocrática de la SEP. El SNTE es quien avala los puestos.
En la profesión docente, quien ejercita
sus neuronas es considerado un peligro que hay que desactivar. El gremio exige
lealtad y obediencia, por eso el SNTE y el PRI son hermanos unidos por la
corrupción y la impunidad: sus modus operandi son exactamente iguales, pero no
se puede dejar de reconocer que al amparo del PAN las cosas no solamente no han
mejorado en este rubro, sino que la lideresa magisterial es hoy más fuerte que
nunca.
Cuando los términos “diálogo” y
“negociación” , terminan casi siempre en un contrato de concertacesiones en los
que sólo son beneficiadas las cúpulas gremiales, invariablemente surgirán otros
grupos pretendiendo una tajada del pastel, porque así es como se ve a la
educación en México: como un gran pastel del cual varios pretenden obtener
tajadas: Televisa, la señora Gordillo, las seccionales de los Estados, el PRI,
el PAN, la CNTE y un largo etcétera.
Lo deleznable del asunto, es que
todos los antes mencionados, cubren con reclamos legítimos sus propias
ambiciones hegemónicas.
En ese sentido, la CNTE no es mejor
que el SNTE. Acaso peor.
El gremio docente debe estar
dirigido por intelectuales que piensen antes de actuar, porque lo que hacen
unos, impacta la labor y la percepción que se tiene acerca de todos los
profesores.
Paralogía magisterial
“Paralogía” es un término acuñado
por Lyotard, en el contexto de la posmodernidad, para señalar la discontinuidad
e irrupción y que va más allá de los discursos y nociones preestablecidas de
algo/alguien sobre algo.
En el contexto de este artículo, mi
propia articulación del término es utilizada para sugerir a los profesores de
México un camino diferente de abordar el problema educativo que deja de lado
cualquier discurso gremial, oficial o televisivo.
Entiendo la paralogía magisterial
como una toma de conciencia propia que libera y hace libre a quien la asume,
pero comienza por un profesional de la educación y se expande como virus que
infecta las conciencias docentes.
En ese sentido, Gandhi hizo una
paralogía. Él demostró que hay caminos alternos a la violencia, en el fondo más
eficaces que ésta, que parten del reconocimiento de una forma diferente de
abordar la realidad.
¿Qué necesita México para salir
adelante en materia educativa? No hay una sola respuesta para una pregunta tan
compleja, pero ciertamente la paralogía magisterial deberá estar presente en
cada una de las consideraciones que traten de abordar una solución que impacta
todas las áreas de la vida nacional.
¿Usted qué opina, estimado lector?
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