sábado, 25 de febrero de 2012

El SNTE, la CNTE y el sindicalismo en México



Cuando el equipo comandado por el entonces subsecretario de educación y yerno de la lideresa magisterial, Fernando González Sánchez, decidió implantar el modelo de competencias en México, pasaron por alto que este es un país que no se parece en nada a aquellos donde este enfoque ha sido un éxito.
Para empezar, en países como Inglaterra o Finlandia no hay sindicatos y esto tiene que ver con un reconocimiento de la figura del profesor como un profesional de la educación, más que como un militante sindical dispuesto a salir a las calles a defender los derechos que han sido utilizados como moneda de cambio y oferta de “paz social” de parte de la lideresa magisterial del SNTE.

El sindicalismo magisterial y el negocio del silencio

Aquí en México vivimos la cultura de “el que no habla, Dios no lo oye” y para eso, hay que hacer ruido. Demasiado ruido. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) lo sabe y actúa en consecuencia. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación lo sabe y no hace nada por la misma razón.

La CNTE no ha podido negociar el ruido. El SNTE ha negociado, vendido y usufructuado el silencio del gremio magisterial durante 22 años.

No hay que confundirse, pues. Los reclamos que en estos momentos realizan los profesores de la CNTE, son válidos y justos. Tienen sentido en un contexto de manipulación gremial realizado por la señora Gordillo y sus representantes en cada Estado de la República Mexicana. Lo que se critica a la CNTE no es el fondo, es la forma.

¿Suspender clases para protestar por la alianza por la calidad de la educación signada por el presidente Calderón y la lideresa magisterial?[i] Desde mi mapa mental, es un contrasentido. Puedo entender que se busca captar la atención de todos los actores involucrados en el conflicto: la sociedad, el gobierno, el sindicato, los medios de comunicación. Pero esta atención se debe dar en positivo, no en negativo.

La figura del docente exige una revalorización social que está lejos de producirse. Todavía, en algunas partes de México, los profesores, al amparo de sus “derechos laborales” suspenden clases a temprana hora los días de quincena, faltan a sus labores y un largo etcétera. Aunado a eso, se encuentran los supervisores escolares, delegados regionales y demás puestos clave que son otorgados a soldados rasos al servicio del SNTE, profesores con ínfima o nula preparación profesional, en nómina oficial, fungiendo como hábiles operadores políticos.
La educación en México se ha convertido en un coto más de poder y privilegios. La profesión docente es la única en México en la cual obtener un doctorado y sólo poseer la educación secundaria con regularización pedagógica tiene exactamente los mismos puntos en carrera magisterial. Lo verdaderamente valioso es la militancia sindical. La educación, en el ámbito ibid, es lo de menos; es más, si se posee raciocinio propio, el docente no tiene posibilidades de alcanzar puestos de mayor jerarquía dentro de la escala burocrática de la SEP. El SNTE es quien avala los puestos.

En la profesión docente, quien ejercita sus neuronas es considerado un peligro que hay que desactivar. El gremio exige lealtad y obediencia, por eso el SNTE y el PRI son hermanos unidos por la corrupción y la impunidad: sus modus operandi son exactamente iguales, pero no se puede dejar de reconocer que al amparo del PAN las cosas no solamente no han mejorado en este rubro, sino que la lideresa magisterial es hoy más fuerte que nunca.
Cuando los términos “diálogo” y “negociación” , terminan casi siempre en un contrato de concertacesiones en los que sólo son beneficiadas las cúpulas gremiales, invariablemente surgirán otros grupos pretendiendo una tajada del pastel, porque así es como se ve a la educación en México: como un gran pastel del cual varios pretenden obtener tajadas: Televisa, la señora Gordillo, las seccionales de los Estados, el PRI, el PAN, la CNTE y un largo etcétera.

Lo deleznable del asunto, es que todos los antes mencionados, cubren con reclamos legítimos sus propias ambiciones hegemónicas.

En ese sentido, la CNTE no es mejor que el SNTE. Acaso peor.

El gremio docente debe estar dirigido por intelectuales que piensen antes de actuar, porque lo que hacen unos, impacta la labor y la percepción que se tiene acerca de todos los profesores.

Paralogía magisterial

“Paralogía” es un término acuñado por Lyotard, en el contexto de la posmodernidad, para señalar la discontinuidad e irrupción y que va más allá de los discursos y nociones preestablecidas de algo/alguien sobre algo.

En el contexto de este artículo, mi propia articulación del término es utilizada para sugerir a los profesores de México un camino diferente de abordar el problema educativo que deja de lado cualquier discurso gremial, oficial o televisivo.

Entiendo la paralogía magisterial como una toma de conciencia propia que libera y hace libre a quien la asume, pero comienza por un profesional de la educación y se expande como virus que infecta las conciencias docentes.

En ese sentido, Gandhi hizo una paralogía. Él demostró que hay caminos alternos a la violencia, en el fondo más eficaces que ésta, que parten del reconocimiento de una forma diferente de abordar la realidad.

¿Qué necesita México para salir adelante en materia educativa? No hay una sola respuesta para una pregunta tan compleja, pero ciertamente la paralogía magisterial deberá estar presente en cada una de las consideraciones que traten de abordar una solución que impacta todas las áreas de la vida nacional.

¿Usted qué opina, estimado lector?





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