Estamos en un
momento en el que hablar de las necesidades de la sociedad en la que vivimos, parece
que está de más.
¿No está usted
cansado, estimado lector, de aquellos analistas, expertos y abajo firmantes que
denuncian pero no hacen nada o que luchan por un México mejor y más justo desde
la ciudadanía para terminar por formar parte justamente de esa estructura que
han denunciado y combatido?
México tiene
hambre y en aras de saciarla, debe despertar del letargo que ha convertido a
sus ciudadanos en lo que Denise Dresser llamó “ciudadanos vasija”, acostumbrados a pedir, sujetos a un perverso
círculo de corrupción que tiene que ver con la permanencia del statu quo de
quienes manejan las políticas públicas.
Qué fácil es
señalar lo que está mal y caer en el patético activismo de diván[i]
de aquellos que denuncian el capitalismo salvaje desde su iPhone 4s, o marchan
enfundados en sus playeras del Che, marca Guess o hackean sitios populares para
dar a conocer su postura mientras comen un gansito y beben un frutsi, protegida
su identidad al amparo del anonimato.
En ese orden de
ideas, ¿qué función desempeñan las redes sociales en términos de activismo
ciudadano? Sin duda, este fin de semana se evidenció una efectiva red ciudadana
en varias partes de la República Mexicana, que se organizó para enviar ayuda a
la sierra de Chihuahua. Todo esto surgió
por un video que denuncia el suicidio de 50 personas debido al hambre y la
miseria que han padecido generacionalmente y que se agrava hoy día debido a la
crisis económica y las condiciones climáticas.
Sin embargo,
twitter sigue siendo, como dijo Arturo Pérez-Reverte, “territorio comanche”,
sujeto a la culpa y la manipulación mediática que hace un par de meses denunció
un ataque de parte de un comando armado a la población de El Mimbre, también de
Chihuahua. Hecho totalmente falso.
En su artículo de
hoy, titulado “Tarahumara, nuevo
happening mediático”, Salvador Camarena afirma:
“Ojalá en los medios de comunicación hubiera más directivos que enviaran a
más periodistas al lugar de los hechos y menos editores cachando lo que sale en
las redes sociales”[ii]
Sin duda, tiene
razón.
En el contexto de
la hambruna que azota a nuestro país, que demanda justicia, paz, educación de
calidad, de gente buena, activa, comprometida, de trabajo, discreta, sin interés
en lucrar con la desgracia ajena, las redes sociales se han convertido en un
arma de doble filo.
Fue de hecho, un
tanto surrealista, ver deslizarse el tema de la hambruna en la sierra de
Chihuahua, en tanto avanzaba la programación de los Golden Globes. Como dice
Camarena, fue un “happening mediático” que a la postre fue sustituido por otro.
Tal cual.
El despertar
ciudadano implica conocer y aplicar formas efectivas de apoyo a causas,
personas y asociaciones que brinden soluciones de raíz, no paliativos que sean
olvidados conforme se deje de hablar del tema. Ese es el punto.
¿Usted qué opina,
estimado lector?
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