miércoles, 26 de octubre de 2011

CANADÁ

ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS
Este verano, mis hijas tuvieron la oportunidad de viajar a Canadá. La Universidad de Brock en el pueblito de St Catharine´s fue el destino elegido para que ellas pudieran perfeccionar el idioma inglés. Durante el día, tomaban clases y por la tarde los profesores del staff acompañaban al grupo de pequeños estudiantes mexicanos a disfrutar de diferentes actividades: partidos de béisbol, visitas a museos,

Más allá del comentario que pudiera parecer frívolo o presuntuoso,  pretendo centrar este artículo en cuestiones que, como en el caso de mis hijas, posibilitan mirar con nuevos ojos la realidad que vivimos actualmente en nuestro país. Lo anterior no significa que en un alarde malinchista y miope pretenda plantear que aquel país es mejor que el nuestro. Son diferentes y de las diferencias, más que de las coincidencias, surgen construcciones nuevas y acaso mejores que nos permitan recuperar lo valioso de ambas culturas.

Las autoridades

El curso en Brock duró tres semanas. La semana posterior, tuvieron la oportunidad de realizar un post tour que incluyó la visita a las principales ciudades de Canadá. Cuando arribaron a la ciudad de Ottawa, tuvieron la posibilidad de visitar la casa de gobierno, ubicada en 24 Sussex Drive. Actualmente, el primer ministro es El Muy Honorable Stephen Harper. Mis niñas relatan cómo los ciudadanos canadienses utilizan los prefijos “El Muy Honorable” o “La Muy Honorable” para nombrar a sus gobernantes.

Por fortuna, les tocó un desfile en el cual tuvieron la posibilidad de observar al señor primer ministro y posteriormente saludarlo e intercambiar algunas palabras, siempre con respeto y cortesía. No había soldados cuidando al presidente, ni guardaespaldas en los alrededores. Mis hijas comentan que El Muy Honorable Mr. Harper y su familia se confundieron entre la gente y para sorpresa de los niños del grupo mexicano, no había camionetas Hummer ni autos último modelo esperando a la familia del Prime Minister: “Mamá, el señor Harper y su familia, sólo subieron a sus bicicletas y se fueron de allí”.

Cultura Cívica

Amartya Kunar Sen, el filósofo y economista bengalí (paradojas irreconciliables en la civilización occidental) premio nobel de economía en 1998, estableció en su texto “Development as Freedom” que sin una cultura cívica basada en la solidaridad, no hay posibilidad de desarrollo , porque ésta corresponsabilidad solidaria fomenta la complementariedad entre las acciones de gobierno y la propia sociedad para abatir problemas comunes.

En México “Solidaridad” es una palabra secuestrada por un presidente de infausto recuerdo,  para denominar un programa social de gobierno. Amartya Sen ha establecido una definición de desarrollo inédita en su campo: “es un proceso que amplía las libertades reales que la gente goza”, es decir, es un proceso primero interno y luego externo y no al revés. Nadie es solidario por decreto o por que se adhiera a un programa oficial con este nombre.

En Canadá, el uso de la bicicleta es algo común y corriente. A nadie sorprende que políticos, cantantes, empresarios, etcétera utilicen este medio de transporte. Me dicen mis niñas que por unos cuantos centavos de dólar canadiense pueden alquilar una bici todo el día y dejarla en el otro lado de la ciudad en puestos especiales acondicionados como “estacionamientos de bicis” y ya está.

Aquí en México, es demagogia pura observar la foto de un político subiendo al metro o dándose un baño de pueblo, sabiendo que al terminar la foto lo espera su Mercedes Benz o su Ferrari. A diferencia del Muy Honorable Señor Harper, aquí las bicis son para los niños, para los deportistas y para las fotos. El político que se precie de “haberla hecho en la vida” corre a comprarse el auto que demuestre para qué sirve el dinero. Its really sad

Mientras escribo esto,  leo con pena las desafortunadas declaraciones del sr. Ángel Verduzco haciendo un llamado a través de su programa de radio, del calibre de: “no son franceses”, “no están en París y son mexicanos” para posteriormente sentenciar: “lánceles el vehículo de inmediato”, “aplástenlos”, “son unos abusivos y unos gandallas”[i].

Hechos como el anterior, refleja cuán distante estamos de vivir en solidaridad. Estamos de acuerdo que no hay infraestructura suficiente para poder ser catalogado el DF como una ciudad amigable para los ciclistas, pero de eso a lanzar consignas de odio y agresión, hay un abismo. Insisto, Amartya Sen tiene razón: La solidaridad es la clave.

Las tarifas telefónicas

“Ay Diosito”, “¡Ave María Purísima!”…éstas exclamaciones fueron las únicas que recuerdo haber proferido cuando fui a cierta compañía telefónica para conocer las tarifas de mi teléfono de radio comunicación de México a Canadá.

Como buena “Mamá Gallina”, mi objetivo era estar comunicada con mis hijas todo el tiempo y sí, pero la condición de la compañía de radio fue que contratara el servicio a Canadá seis meses (si, leyó usted bien) para lograr tarifa preferencial y tiempo ilimitado de servicio….”¡pos ya ni modo!”, pensé.

Cuando regresaron de Canadá, les pregunté a mis niñas acerca de la forma en la cual sus amigos de otras partes de México y del mundo  de habían comunicado con sus familias y ellas me dijeron que por diez dólares canadienses, tenían seis horas de comunicación con una tarjeta que venden allá, pero existía la posibilidad de hablar más tiempo dependiendo de la ciudad y el edificio donde se encontrara la persona a la hora de realizar la llamada.

¿Cómo es posible que aquí en México condicionen un servicio de radio comunicación so pena de no brindar la asistencia? ¿Cómo es posible que sea prácticamente un robo a mano armada lo que un mexicano paga para estar comunicado desde nuestro país al resto del mundo?

Para Ripley…Ah, por cierto, fueron también al museo de Ripley J y no, no estaba ninguna compañía telefónica J

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