jueves, 27 de octubre de 2011

Los suspirantes. Andrés Manuel López Obrador. Parte III

ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS

Dice Zepeda Patterson:



Cuando se pierde por 0.56 por ciento de los votos, la derrota puede ser encontrada en muchos sitios. Según el TRIFE, Calderón ganó por 233,831  votos de un total de 41,791,322 votos sufragados



El coordinador del texto “Los suspirantes 2012”, considera:



 “López Obrador tiene razón cuando dice que la victoria le fue arrebatada por la campaña ilegal que se orquestó desde el poder; seguramente perdió cientos de miles, quizá millones de votos, por la guerra sucia que medios y poderes de facto orquestaron en su contra”.



Coincido con esta perspectiva, que ha sido nodal en el discurso promovido por AMLO durante todo este tiempo después de las elecciones del 2006. Sin embargo, sé que esta es sólo una parte de la historia y estoy segura de ello, porque en mi caso, el ataque de los medios hacia la figura del señor Andrés Manuel López Obrador no hizo sino avivar el interés que, en lo personal,  sentía por su trabajo y sus propuestas de gobierno.

Por otro lado, es cierto que los medios publicitaron hasta el cansancio las tristemente célebres y desafortunadas frases: “cállate chachalaca” y “al diablo con las instituciones”, pero no fueron los mass media quienes obligaron al señor AMLO  a pronunciar tales afirmaciones.


Es por todo lo anterior, que desde mi perspectiva, ese discurso es bastante limitado y refleja una profunda y preocupante falta de autocrítica, por eso coincido con Patterson en lo siguiente:



“(…) sus adversarios también tienen razón cuando aseguran que, si hubiera participado en el primer debate, no habría perdido preciosos puntos de la ventaja que sacaba a sus rivales”



Muchos mexicanos esperaban que participara en el debate y que presentara sus propuestas de gobierno e intercambiara posturas y planes de trabajo con los demás precandidatos. Sin embargo, esto no sucedió.



Sin duda, el señor AMLO tendrá sus razones, pero en ellas se entiende al político unilateral que “sabe lo que hace” y los demás lo aceptan sin chistar, so pena de ser etiquetados como “traidores” o ser susceptibles de sospecha por “tibios”. El candidato decidió no participar en el debate, por cualquier razón…es la razón de él y sus seguidores deben confiar en ella.



Patterson añade:



“Andrés Manuel perdió cuando no quiso incorporar parte de la agenda del PM, otro partido de izquierda, y obligó a Patricia Mercado a lanzarse a una candidatura para posesionar sus temas: el 2.5 por ciento que obtuvo el PM es cuatro veces más que la diferencia por la que perdió el PRD”



Para muchos ciudadanos, fue una señal inequívoca de incongruencia del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, porque él afirma, hasta la fecha, que en su movimiento caben todas las izquierdas ¿cuál es la diferencia entre la izquierda del PM y la del PT y Convergencia? La pregunta y la respuesta siguen en el aire.



El periodista continúa:



“José Antonio Crespo asegura que :”El radicalismo en el discurso de Andrés Manuel, quien descalificaba indiscriminadamente a los grupos empresariales y lanzó el ´cállate chachalaca´ motivó a que muchos votantes dieran por buena la consigna de ´un peligro para México´ que le endilgaron sus adversarios



Y reafirma: “por dar gusto en la plaza a sus votantes duros (una minoría que de cualquier forma no iba a abandonarlo) López Obrador descuidó a sus partidarios moderados” (y así lo plasma en su libro 2006:hablan las actas, la mejor síntesis jurídica electoral de estos comicios)



AMLO. Entre el complot y el derecho a disentir



Un análisis profundo de los discursos que pronunció el señor AMLO en el plantón de Reforma a través del libro “Amanecer en el Zócalo” de Elena Poniatowska, demuestra que en ellos se dibuja un hombre que se mira a sí mismo bajo el lente de un moralismo mesiánico que se refleja en su pensamiento y en sus actos políticos.



Personalmente, me preocupó leer que toda crítica en su contra es un complot de fuerzas oscuras que quieren impedir su misión salvadora. Parece ser que en el movimiento de AMLO no hay lugar para quienes no piensan que existe una bondad sin fisura en los pobres y una maldad perversa de los ricos. El marxismo del señor López Obrador es, a través de sus discursos, bastante ramplón.



Existe un manejo maniqueo de “buenos” y “malos” y “estás conmigo” (sin chistar) o “contra mí” de parte de tirios y troyanos.



El ciudadano mexicano parece no tener matices de gris. Es decir, puede reconocer, por ende, que el Presidente Calderón y su estrategia de combate al crimen organizado en el marco de una serie de medidas arbitrarias, ilógicas y temerarias para legitimar su status es una muestra de que, como dice Sicilia, vendió su primogenitura por un plato de lentejas. Es injustificable, además, la negociación con la lideresa magisterial que representa lo más corrupto de un sistema político que al parecer ya no da para más.



Sin embargo, si se da cuenta de lo anterior, entonces seguramente el que opina pertenece a las fuerzas progresistas (¿?) o por el contrario, los seguidores del líder se sienten ofendidos cuando se les cuestiona o debate cualquier inconsistencia. Ese es el panorama del ciudadano mexicano hoy en día.





La paja en el ojo ajeno y la viga en el propio



Dice Zepeda Patterson al describir la personalidad del señor Andrés Manuel López Obrador:



“(…) Hace tanto tiempo que López Obrador combate a la defensiva, en contra de algo o alguien, que pareciera no entender la vida pública de otra manera. Cuando se exhibieron los videos con las corruptelas de Ponce y Bejarano, ni siquiera se planteó una estrategia de evaluación, de contención de daños o de comunicación (…) Mucho menos de aceptación del error. Respondió como responde un combatiente en el campo de batalla: devolviendo el golpe, contraatacando. Sin plantearse si el enemigo tenía razón o si las evidencias en contra de su equipo eran ciertas. A López Obrador le basta creer que tiene la razón moral, que está en el bando correcto de la historia, que está del lado de los pobres. Lo demás sale sobrando





AMANECER EN EL ZÓCALO. Elena Poniatowska



Como en todas las historias, al posicionarnos de uno u otro lado, debemos considerar que, en cierta forma, todas tienen algo de verdad. Por supuesto, la lectura del plantón en el zócalo no tiene igual significado para aquella persona que tuvo que realizar cambios considerables en su rutina diaria para lidiar con la contingencia que a otra que representó una acción de desobediencia civil ante lo que consideraba un robo en despoblado, sin detenerse a considerar a la otra parte que con todo el derecho y justicia, no opinó igual que los manifestantes.



El plantón en Reforma



 “Las duras reacciones de López Obrador antes y después de la decisión de los tribunales no cambiaría un ápice el resultado oficial, pero fueron decisivas para que su imagen pública adquiriera un tinte mucho más radical, dice Patterson.





Lo que se vivió en el plantón en Reforma fue impresionante por la solidaridad manifiesta del pueblo de México. Fue una verdadera muestra de lo que una nación unida puede hacer. El periodista Jorge Zepeda Patterson dice que AMLO quiso diferenciarse de Cárdenas, quien no hizo mayor protesta cuando le fue arrebatado el triunfo de manos de Carlos Salinas de Gortari.



Una acción de esa naturaleza, merecía una reacción en la misma proporción. En este plantón, quedó evidente lo que los teóricos de la democracia han sostenido desde siempre: que ésta es el poder del pueblo ejercido por el pueblo mismo.



Sin embargo, llevado por el clamor popular, el señor Andrés Manuel López Obrador se colocó la banda presidencial y de paso, designó un gabinete de gobierno.


Haberse declarado presidente legítimo, significó desde el entendimiento del ciudadano moderado, el nacimiento del caudillo a expensas de la legítima esperanza del pueblo y por ende, lo convierte justo en aquello que descalifica. Renunció a ser el líder del pueblo por el poder de convertirse en un “presidente” alterno.  Y retomo las palabras de Sicilia:

 

Limitar el poder no es, como pudieran interpretarlo quienes piensan que la democracia es la administración del Leviatán, un rechazo anarquista a cualquier poder político. Es –como alguna vez lo dijo Jean Robert y como lo ha demostrado la lucha de coalición, y la del zapatismo con más clarividencia- obligar al poder a autolimitarse para que podamos asociarnos libremente y practicar la virtud del diálogo y del bien común



Ésta es, pues, amable lector, la tercera y última parte de la entrega del análisis que sobre el señor Andrés López Obrador, se presenta en la obra “Los suspirantes 2012” cuyo coordinador es el periodista Jorge Zepeda Patterson, quien también realizó el apartado correspondiente a AMLO.



Itero, ojalá todos los mexicanos podamos realizar la lectura de este texto en aras de un ejercicio cívico que permita moldear, confirmar o transformar el criterio que, como ciudadanos, debemos formar en aras de participar activamente en la vida democrática de México.






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