miércoles, 26 de octubre de 2011

PISA

ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS


El pasado lunes 08 de Agosto, León Krauze[i] publicó un texto acerca del diálogo que Sicilia ha venido sosteniendo con los miembros del Congreso, titulado: “El reto del poeta”

Es un texto muy interesante, donde el nivel de argumentación lleva al autor a dilucidar dos cuestiones que retomaré para los fines de este escrito:

-       “ (…)Y ha sido gracias a Javier Sicilia que las palabras han vuelto a tener peso. Esto último no es poca cosa. Desde hace algunos años nos hemos acostumbrado a soltar al aire términos injustos, mal utilizados. La palabra “fascista”, por ejemplo, se ha vuelto de uso común. Muy pocos de los que la usan como una etiqueta tienen la más mínima idea de la gravedad del término”.

-       “En efecto: una sociedad que no sabe usar sus palabras es una sociedad condenada, al menos, a la confusión”

El planteamiento de Krauze es, cuantitativamente cierto si tomamos en cuenta , los resultados de la prueba PISA[ii] , cuyo nombre corresponde a las siglas del programa según se enuncia en inglés: Programme for International Student Assessment, es decir, Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos. cuyo objetivo es evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria, hacia los quince años.



La Doctora Blanca Heredia, representante de la OCDE para México y América Latina explica que la prueba mide competencias, no mide conocimientos en función de un determinado programa de estudios, esa es quizá la novedad y el valor más importante de PISA, porque además logra hacer esto a nivel internacional y de manera regular cada cierto tiempo: cada tres años a muchachos de quince años con muestras representativas a nivel nacional.



En el último informe de PISA, el ranking nos ubica en el número treinta y siete, lo que significa que estamos en el penúltimo lugar de los países de la OCDE que son evaluados con este instrumento. ¿Qué significa esto?



-       Para competencia lectora, el cincuenta y cinco por ciento de los estudiantes mexicanos de quince años en ese momento, muestra representativa a nivel nacional, muchachos que hoy tienen diecinueve años, están en el nivel uno o en el nivel cero.  La competencia de uno, en lectura, según el instrumento, significa que lo más que el joven puede hacer es extraer información muy simple de un texto: no puedes detectar inconsistencias, falacias o de plano contradicciones, no puedes extraer la idea central de un texto, no puedes hacer nada de lo que se requiere en el nivel media superior o en la vida laboral, con la competencia lectora.





Si es cierto, como lo demuestra la prueba PISA, que los muchachos de quince años, que hoy tienen diecinueve, no poseen las competencias mínimas para extraer la idea principal de un texto, entonces significa que cualquier discurso, de cualquier nivel, de cualquier sofista, es susceptible de ser aceptado por el joven sin más filtro que la emoción, la víscera o el prejuicio, porque la comprensión de textos no es parte de la herencia educativa de los jóvenes y niños que son educados en México y la pregunta que cabe para reflexionar es: ¿A quién conviene que la mayoría de los jóvenes de este país sean considerados, bajo los estándares de PISA, aptos para utilizar sólo la fuerza física en el campo laboral ? 

LOS MODERNOS SOFISTAS

En la Grecia clásica, surgió un tipo de filósofo mercenario, cuyo mérito estaba en utilizar las palabras al servicio del mejor postor:  "Pueden convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles", dice Protágoras. Si los jóvenes evaluados por PISA no son capaces de comprender lo que leen, imaginemos entonces por un momento las consecuencias de tal problema:

-       Darán por válido cualquier argumento sin someterlo a juicio crítico

-       Serán incapaces de discernir la congruencia entre el discurso y los hechos

-       La toma de decisiones de estos jóvenes tendrá otros parámetros y referentes externos a su propio entendimiento

Serán, desde mi punto de vista, víctimas de cualquier sofista, de cualquier Goebbels que les repita una y otra vez una mentira, hasta que terminen por creerla. Chimamanda Adichie es una escritora africana que ha hablado reiteradamente acerca de “el peligro de una sola historia”[iii], que a falta de criterio propio, se convierte en prejuicio y exclusión para aquel que, sin mayores referencias, cree y no lee su realidad. Foucault, en “Las palabras y las cosas” refiere que en nuestros días, las palabras no tienen la misma realidad que aquello que significan, es el sujeto quien carga de significado a las palabras, en una relación de poder que permea la relación entre el sujeto y su entorno.

¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?



El analista Macario Schettino, en su artículo “La difícil educación”[iv]





“Hay una indudable correlación entre educación y desarrollo económico, pero no sabemos bien por qué. Por un tiempo, se pensó que más años de educación eran la clave, pero no fue así. Luego, hace menos de diez años, nos dimos cuenta que hay un elemento intermedio: la calidad de la educación. Ahora pensamos que más educación de calidad implica más desarrollo, pero me parece que nos equivocamos de nuevo. Más al detalle, incluso podemos encontrar una correlación entre habilidades específicas y éxito económico. En una visión histórica, no hay duda de que los países en los que la mayoría aprendió a leer antes son ahora los más desarrollados”



México, de los países de la OCDE tiene el mayor presupuesto dedicado a gasto corriente, que significa el salario de los profesores, infraestructura educativa, etcétera, lo que significa que no es el dinero el factor decisivo para mejorar la calidad educativa, pero como afirma Schettino, no sabemos cuál es la correlación, la fórmula, el camino concreto para conseguir elevar la educación de este país

¿SEP o SNTE?

“(…)Y en las sombras
Mueren genios sin saber
De su magia
Concedida, sin pedirlo
Mucho tiempo antes de nacer”

Duncan Dhu “En algún lugar”



Sólo el maridaje entre la parte oficial y la parte sindical de la educación de este país, explica un  sistema educativo devastado, que forma jóvenes que no solamente no tienen garantizada su inserción en el mundo laboral, sino que la mayoría de ellos padece la desesperanza y el desconsuelo de una formación educativa mediocre, que no le impulsó a desarrollar su máximo potencial,  porque hasta este momento, profesores y estudiantes somos rehenes de intereses políticos y económicos que nada tienen que ver con asegurar ciudadanos críticos, analíticos y reflexivos . En ese orden de ideas, León Krauze tiene razón  : una sociedad que no sabe usar sus palabras es una sociedad condenada, al menos, a la confusión

 


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