jueves, 27 de octubre de 2011

Forbes, Gates, Moskovitz, Dresser ¿y Frodo?

ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS



En la edición de Octubre de la revista Forbes, se presentan entrevistas reveladoras de algunos de los personajes más ricos e influyentes del continente americano.

 El estereotipo que Monsiváis diseccionó acerca de “los ricos” y “los pobres” en relación a los prejuicios que son vehiculados al pueblo a través de películas como “Nosotros los pobres y ustedes los ricos” y más recientemente por medio de las telenovelas del Canal de las Estrellas, no tienen aquí cabida. Le explico por qué. 

Una de las entrevistas más interesantes que publica la revista es con Bill Gates (Microsoft) y con Dustin Moskovitz (co-fundador de Facebook)

 

Son muchas las cosas que tienen en común. Ambos fueron a Harvard y renunciaron a terminar sus estudios para comenzar sus negocios. Ambos fundaron negocios exitosos muy jóvenes y lo más importante (y que además dio origen a este artículo) es que ambos invierten mucho tiempo pensando cómo dar su fortuna a los que menos tienen.

Ellos forman parte de la fundación “Giving Pledge”, creada por Gates y Warren Buffet, que se encarga de convencer a amigos billonarios para que donen al menos la mitad de su fortuna a los menos afortunados. Ya han convencido a algunos de los más ricos del mundo. Sólo son 70, por ahora.

 La forma de pensar y de vivir de Bill Gates rompe paradigmas y obliga a replantear el concepto de “rico”, como alguien que además de “tener”, “es” un gran ser humano. En la entrevista que concedió a Forbes, Gates dice que no le piensa dejar su vasta fortuna a sus hijos y que pretende asegurarse de distribuir casi todo antes de dejar este mundo.
 

La importancia de la herencia, en el caso de Gates y Moskovitz se centra en la transmisión de modos de pensar, de ver la vida y ayudar a los demás. De eso se trata hacer dinero. No hay nada inteligente en el hecho de acaparar fortuna y disfrutarla tu solo, dice Gates. Estos empresarios tienen presente que ayudar a la gente menos afortunada es, también, una forma de ganar dinero, no de mal gastarlo.

 Evidentemente, no todos los empresarios piensan de esta forma. Hemos de reconocer también, que, a pesar de todos los avances en varias esferas del conocimiento, el ser humano está más solo y confundido que nunca y los mexicanos no somos la excepción. Hay más comida, pero las personas siguen muriendo de hambre, cuando por otro lado los niveles de obesidad han alcanzado cifras que indican que estamos enfrentando una pandemia.

Denise Dresser y Frodo.


“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos, pueda cambiar al mundo. Es la única cosa que lo ha hecho”.  Margaret Mead.


El último libro de esta brillante intelectual, se titula “El país de uno. Reflexiones para entender y cambiar a México” y habla de la desesperanza y el pesimismo que se infiltra en el corazón de los mexicanos y lo ubica en la desesperanza



“Hoy, el pesimismo recorre al país e infecta a quienes entran en contacto con él. México vive obsesionado con el fracaso. Con la victimización. Con todo lo que pudo ser pero no fue. Con lo perdido, lo olvidado, lo maltratado. México estrena el vocabulario del desencanto”



A pesar del gris panorama, la escritora como muchas personas más, sostiene que lo que debe prevalecer es la toma de conciencia en los mexicanos, para poder tener el valor de cambiar aquello que no nos gusta a pesar de nuestra apatía, prejuicios y miedos.



Y dice:



“En la novela de Tolkien, El señor de los anillos, el hobbit Frodo es un héroe renuente; Frodo no quiere asumir la tarea que le ha sido encomendada; Frodo preferiría quedarse a vivir en el Shire y vivir en paz allí. En México muchos Frodos piensan así, actúan así, quieren desentenderse así. Prefieren criticar a quienes gobiernan en vez de involucrarse para hacerlo mejor; eligen la pasividad complaciente en lugar de la participación comprometida. Pero Frodo no tiene otra opción y el ciudadano mexicano tampoco. Frodo tiene la tarea de salvar a su mundo y el ciudadano mexicano tiene la tarea de salvar a su país. Un hobbit insignificante destruye el anillo y un ciudadano mexicano puede hacerlo también. Como dice el mago Gandalf: Todo lo que tenemos que decidir es qué hacer con el tiempo que nos ha sido dado.”



Para México es tiempo de preguntar: ¿Y Frodo?

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