jueves, 27 de octubre de 2011

PLAN 2011. La evaluación

ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS


La nueva reforma educativa plantea muchos retos y no pocas interrogantes. En el caso de la evaluación, existe un énfasis desmedido en la certificación y la aplicación de instrumentos únicos de evaluación, así como la inserción en el campo educativo de términos que aplican a estándares empresariales: calidad, flexibilidad y competencia son algunos de los que interpelan nuestra práctica docente. Es urgente comprender cuál es la lógica que conlleva la aplicación de estos criterios de evaluación.

EVALUACIÓN EN MÉXICO. Los orígenes



¿Por qué el énfasis en la certificación y la evaluación? ¿de dónde viene? En el texto “Organismos Internacionales y Política Educativa” Ángel Díaz Barriga, comenta:



“La política  de la educación se mueve entre las tensiones que se derivan de las exigencias de desarrollo nacional y de atención a las particularidades regionales, culturales y personales de los actores de la educación y las tensiones que devienen de la implantación de propuestas de organismos de organismos internacionales de carácter financiero: El Banco Mundial, la CEPAL, o bien los organismos de carácter cultural, tales como la UNESCO y la UNICEF, todos ellos, han elaborado propuestas para la educación en el marco de la globalización que signa el fin de siglo”



Instrumentos de evaluación como PISA y ENLACE son fruto de estas iniciativas que no tienden a favorecer el trabajo en el aula, es decir, no son necesariamente utilizados para mejorar la práctica docente, sino para abordar aquellos contenidos específicos en los que el grupo o la institución es deficiente según indiquen los resultados de éstas pruebas.



PISA Y ENLACE


Es común observar encabezados como el anterior en relación a la aplicación de instrumentos internacionales de evaluación para medir cuantitativamente los parámetros de la calidad educativa en México. Sin embargo, existen consideraciones importantes que suelen pasarse por alto. Hugo Casanova Cardiel, afirma:

“(Pisa y Enlace) se trata de exámenes que se aplican con parámetros iguales para sujetos desiguales y nacionales desiguales, y hay una tendencia a la burocratización de la evaluación. 

Parece que ya importa sólo cuánto se saca en esos exámenes, y hay escuelas que preparan a los chicos sólo para eso, eso sería desastroso, y ante eso de los exámenes PISA hay que ser cautelosos, que se tuviera una distancia .

El mensaje a la sociedad es no irse de bruces con este tipo de exámenes, sino ser exigentes y generar una crítica que ayude a fortalecerlos y hacerlos mejores para cada lugar en que se aplican.

(…)hay un cierto tono de decir que las cosas no están yendo bien, y es mejor reconocerlo de inicio, pero sin llegar a extremos, de lo que se trata es de no bajar la guardia".

Lo que dice Casanova es cierto. El énfasis desmedido en la certificación y en la evaluación está empezando a tener resultados contraproducentes a los fines que le dieron origen. De repente nos encontramos con prácticas docentes enfocadas únicamente a acreditar el examen de ENLACE, porque además esto significa un estímulo económico extra para el profesor que de por sí, se encuentra mal pagado y tiene que realizar uno o dos trabajos extras para poder subsistir.

En estos momentos, el modelo de evaluación ya alcanzó también a los profesores. Seremos evaluados cada tres años. Lo que las autoridades no han promocionado con igual entusiasmo que las reformas es ¿qué pasará con los profesores que no “calzen” con los criterios internacionales de evaluación?

Se pierde de vista que PISA y ENLACE son instrumentos que, como dice Casanova, pretenden homogeneizar lo intrínsecamente heterogéneo. No considera los regionalismos ni el contexto en el que es aplicado el examen. No puede ser que se evalúe con un mismo instrumento una escuela de la sierra de Zongolica, donde se habla otra lengua y que tiene características muy particulares y una escuela urbana ubicada en el centro de una ciudad. Los contextos son muy diferentes y en ambos existe conocimiento, riqueza y sabiduría, pero en términos imposibles de cuantificar por un instrumento como PISA o ENLACE.

LA EDUCACIÓN EN MÉXICO: Entre el discurso y la realidad


Hay dos lecturas posibles para el encabezado anterior: La lectura que saca raja política del asunto, que evidencia el fracaso del sistema educativo y la lectura en términos de la aplicación de un instrumento que no necesariamente fue el adecuado para evaluar a los alumnos. Lo que evidencia es que los alumnos no acreditaron el instrumento, no la asignatura. La nota periodística dice cuántas escuelas rurales y cuántas urbanas fueron evaluadas y de este universo de instituciones, dice también cuántas eran públicas y cuántas privadas. Lo que no dice, es que NO se puede medir a todos con un mismo instrumento porque no todos aprenden de la misma forma, en las mismas condiciones, con el mismo contexto. Y aún aprobando el examen, esto no significa que sean competentes, sino que están familiarizados con el instrumento y las preguntas que plantea. Nada más. El grave problema surge cuando se presentan alumnos que no “calzan” con el instrumento ¿qué pasa ahí?

¿Recuerda usted mi artículo “Reprobados”[i]? Bajo el esquema del plan 2011, Da Vinci, Einstein y Balzac, están “aprobados con acompañamiento”, o sea se les ubica en la Siberia escolar.

En aras de “mejorar la calidad educativa” que debe leerse como “elevar el puntaje obtenido en el examen de ENLACE”, existen en este momento dos iniciativas propuestas por el yerno de la lideresa magisterial en aras de hacer operativo el plan 2011 y “ser competitivos internacionalmente en cuando a estándares de calidad educativa” (léase aprobar PISA y ENLACE):
 

1.- La implementación de las escuelas de tiempo completo

2.- La desaparición de las normales como las concebimos actualmente
 

En un artículo anterior, denominado “Elba y los normalistas[ii]” analicé el segundo punto, veamos ahora grosso modo, la iniciativa que promueve la implementación de las escuelas de tiempo completo en todo el territorio nacional
 

LAS ESCUELAS DE TIEMPO COMPLETO. La falacia de la eficiencia.

En cualquier empresa, si el trabajador utiliza “tiempo extra” para realizar sus labores cotidianas, entonces no es eficiente. Curiosamente, en la práctica docente, el profesor que excede las horas de trabajo, es inmediatamente etiquetado como “muy trabajador”. Eso es una falacia. Lo único que indica es que algo no está haciendo en sus horas normales de trabajo y lo tiene que hacer a destiempo. Un fenómeno singular apareció desde que la prueba de ENLACE cobró un significado económico y de repente, algunos docentes decidieron trabajar tiempo extra para resolver preguntas parecidas a las que plantea el instrumento. Y de nuevo: ¿se educa para la vida o se educa para ENLACE? Por otro lado, países como Finlandia, que ocupa uno de los primeros lugares en el mundo en calidad educativa, es el que menos hora-clase utiliza en comparación a cualquier otro país de Europa, lo que echa por tierra el paradigma que dice que a mayor horas de clase, mejor aprovechamiento escolar.

MAESTRO ¿Usuario, gestor, facilitador, guía, operador o aplicador de instrumentos de evaluación?

Siguiendo esta línea de razonamiento, podemos observar el árbol y el bosque al mismo tiempo. Ahora el profesor tiene que presentar un examen de certificación cada tres años. Los privilegios de la llamada “plaza base” no seguirán siendo como los conocemos hasta hora y todo apunta a una privatización de la educación, donde los profesores se re-contratarán en base a los exámenes que acrediten y que los certifiquen como docentes capacitados para estar frente a grupo. Esto es bueno, pero se olvida que los profesores cuentan con un bagaje cultural otorgado por la práctica docente diaria que es invaluable y hoy en día, se ve sujeto a presiones que antes no tenía: muchos han optado por jubilarse y no por capacidad, sino por presiones burocráticas.

Cursos, seminarios, diplomados, talleres especiales, son algunas de las presiones que debe considerar el profesor hoy día. La burocracia es especialmente apabullante: rúbricas de evaluación, portafolios de evidencias, fichas individuales acumulativas….y de repente, el día ya terminó. El profesor quiere actualizarse y sabe que lo tiene que hacer, pero la JUSTA pregunta es ¿a qué hora? Debo preparar la clase, los documentos que pide el director, el festival de septiembre, el diplomado que empieza la semana que entra…

El profesor hoy en día es sobre quien recaen todas las culpas que necesitan forzosamente ser apreciadas desde la perspectiva de quien deja su vida en las aulas, aún a riesgo de ser difamado, calumniado y vilipendiado. Eso no importa. En anteriores artículos, la reflexión ha sido que el trabajo del profesor es gratificante más allá del reconocimiento de los pares o de la comunidad. Eso a veces no solamente no sucede, sino que, como agente social, el profesor que verdaderamente hace su trabajo, como lo muestra la vida de Freire, es rápidamente considerado “políticamente incorrecto”. Sigue sin importar. La satisfacción verdadera, esa que nadie le podrá quitar, es la íntima convicción de haber hecho lo correcto. Dice Twain: “Haga siempre lo correcto. Esto gratificará a algunos y dejará atónitos al resto”.


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