jueves, 27 de octubre de 2011

MODERNIDAD Y PROGRESO

ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS


“Modernidad” y “Progreso” son dos palabras utilizadas con mucha frecuencia en estos días. Incluso hay ideologías y posturas políticas que utilizan estos términos como auto referencia, pero ¿sabemos a lo que se refieren?

Mire usted,  la idea de que la modernidad lleva implícito el progreso no es nueva. Surge como respuesta a las ideas medievales que establecían a Dios como centro de todo análisis y reflexión, situándose ahora en el ser humano y la razón.

Pero ¿La humanidad está progresando?

Ésta pregunta es pertinente en tanto existen temas sensibles que polarizan a la sociedad y son utilizadas por algunos grupos o personas para descalificar a otras y exclamar que determinadas posturas son ¡el freno del progreso! Al que relacionan con “avance”, “perfeccionamiento”, “adelanto” y ¿es así?

Itero ¿Hay progreso? Evidentemente no.

¿Hacia dónde va el hombre? Existen algunas razones por las cuales la modernidad y el progreso, son cuentos de hadas, esos sí son mitos y ahí si hay ingenuidad.

1.- La caída del muro de Berlín.- ¿Qué tiene que ver esto con la modernidad y el progreso? Mucho. Con este acontecimiento, quedó claro que ni el capitalismo ni el socialismo ofrecían respuestas a las sociedades en cuanto a forma de gobierno de determinado país. Inaugura una nueva etapa de incertidumbre donde la tranquilidad de saber que cualquiera de las dos posturas ideológicas brindaba al sujeto la posibilidad de realización plena y armónica, quedó diluida y con ella el mito socialista.

2.- El cambio climático.- El hombre moderno, en aras de la utilización de “la razón”, ha puesto al mundo en jaque. Hoy en día, el tema ambiental constituye un imperativo histórico: o lo resolvemos o nos extinguimos como especie. La devastación ambiental, en el contexto de la revolución industrial, se justificó en aras del progreso en cualquiera de sus formas: económico, político, social. Reservas ecológicas enteras fueron destruidas para construir complejos comerciales, fraccionamientos, conglomerados que el hombre decidió que estaba bien, que era correcto, porque “hay que progresar”.

3.- La Guerra del Golfo Pérsico.- Éste acontecimiento tiene varias lecturas. Una de ellas tiene que ver con el hecho de que la hegemonía de los EUA quedó más que probada ante el resto del mundo, como advertencia y reafirmación de un título que nadie le dio: guardiana del bienestar y el progreso de la humanidad e inaugurar la llamada “política de contención dual” que justifica la presencia militar de ésta potencia americana en Irán e Irak para vigilar que se porten bien y que mientras todos los demás “progresamos”, éstos no den lata.

4.- El ataque del 11-S.- Si bien existe la polémica acerca del origen de los atentados. Éste hecho inaugura una nueva era de incertidumbre. Una nueva forma de terror que tiene sus cimientos en la certeza de que nadie está seguro en ningún lado. El hombre moderno, el de la razón, inmediatamente buscó culpables. Irak fue invadido y los musulmanes estereotipados y perseguidos. El progreso de la humanidad estaba en juego.

5.- La civilización de la Copa de Champagne.- El mundo actual, “progresa” y “evoluciona” de forma desigual  y profundamente injusta, mire usted:

-       La quinta parte de la gente más rica del mundo consume 86% de todos los productos y servicios, mientras que la quinta parte más pobre consume sólo un 1.3%

-       Las tres personas más ricas en el mundo, tienen más riqueza que el producto bruto combinado de los 48 países más pobres

-       Los norteamericanos gastan US$8  mil millones al año en cosméticos.  US$2 mil millones más de la cantidad necesaria para proveer de educación básica a todas las personas que no la tienen.

Lo que evidencia la Copa de Champagne, es que la cantidad de riqueza ha crecido enormemente en el mundo, pero la situación de los pobres ha empeorado.

Por todo lo anterior, el único progreso que parece haber logrado el hombre es la pavimentación del camino hacia una auto destrucción manifiesta. En cualquier caso, estimado lector, cuando alguien le informe a usted que es “moderno” y “progresista”, le pido por favor que le pregunte: “¿A qué progreso se refiere?”

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