jueves, 27 de octubre de 2011

ORIENTE, OCCIDENTE Y DISNEYLANDIA

ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS


Comenzaremos por un divertido viaje al mundo de Disney. No tiene sentido, apreciable lector, que le describa todo con detalles, baste decir algunas cosas que pudieran ser consideradas “normales” o pasadas por alto por “insignificantes”  

Hace algunos años, hicimos en familia un recorrido en Disneyland y hay un punto en el trayecto, donde se ofrece a los visitantes un paseo a través de ciertos continentes, países y culturas. El continente Americano (a excepción de EU y Canadá) es mostrado con gente en la hamaca, feliz y despreocupada; el ambiente festivo es evidente. En Europa todos parecen serios, solemnes y dan la sensación de tener idea de dónde están y hacia dónde van (parece que todos tienen qué hacer). África es un caso aparte puesto que hay jungla por todos lados, las fieras, la gente de color todavía agrupada en tribus, pero curiosamente Egipto no aparece dentro de esta región, tal vez habrá quien piense que incluso es un país en cuyo seno se desarrolló una cultura demasiado sofisticada para pertenecer a un continente lleno de bestias salvajes, desiertos y selvas. La lectura ideológica es evidente. No hay nada inocente aquí. Llevamos a nuestros niños a divertirse… ¿a divertirse?  “¡Claro…Esto es Disney!”.

                    Es indiscutible que aquí también hay un aprendizaje, una reproducción de una idea preconcebida (en este caso estereotipo) considerada tan “natural” que es difícil percatarse de “lo que no se ve” en términos de lo que nos quieren mostrar. Sin embargo, hasta este momento usted puede pensar: “no le veo nada de malo” ante lo cual mi única sugerencia es: “siga leyendo y le presentaré las cuestiones por las cuales esto es una forma de estereotipar/clasificar/someter utilizada por nuestra cultura occidental en contra de aquello que le resulta diferente”. Ya lo dijo Foucault: Es más fácil estigmatizar, rechazar y estereotipar “lo diferente” que afrontar el miedo desconocido de analizar aquello que nos cuestiona. Simplemente no estamos acostumbrados a observar y cuestionar, aún siendo el espíritu inquisitivo una cualidad inherente al ser humano. Para fines de este análisis, me referiré a la perspectiva occidental llamándolo “nosotros” y “ellos” a la posición oriental, sin que esto signifique una confrontación, sino un recurso literario para distinguirlos.

                    Para nosotros, el prejuicio es una constante imposible de pasar por alto, le siguen los estereotipos y las ilusiones. No es posible pasar por alto los graves y complejos problemas que de ello se derivan. A diferencia del oriental, el occidental busca la fuente de la felicidad “afuera”, en lo que le rodea, le consume, le permea. Ellos tienden a buscar “dentro” aquello que representa de entrada, un largo camino donde el principal enemigo es él mismo, no sus semejantes y debido a esto, algunos pensadores occidentales que se han percatado de lo anterior han declarado que el camino más difícil de recorrer es el camino interior.

                   ¿Por qué no es tan fácil comprender esto? Las grandes verdades (no como absolutos, sino como puntos de referencia, válidas para cualquier persona) están “escondidas” en aquello que por obviedad, nos parece que es tan sencillo que cae invariablemente en lo insulso y lo simple. Ese interés por encontrar lo maravilloso en lo complejo y no en lo simple, es parte de nosotros y se transforma en un círculo vicioso al encontrar lo atractivo en el exterior, dado que interiormente la intuición y el sentido común (llamado el menos común de los sentidos) indican que la realización se basa en cuestiones simples e individuales que nada tienen que ver con las ilusiones o apariencias complejas del mundo que nuestros sentidos perciben como real.

  OTRAS MIRADAS

Por supuesto, no soy la primera curiosa que da cuenta de lo que sucede en Disneyland. Artículos como “Comportamiento del consumidor: el caso Disney”[i] y “El caso Disney”[ii] son algunos estudios dignos de ser considerados. Sorprendentemente,  también Henry Giroux, ha escrito al respecto. ¿Recuerda usted mi artículo “Los profesores como intelectuales”[iii]? Ahí puede usted observar que, basado en los planteamientos de Paulo Freire, Giroux re-escribió la figura del docente que, a través de dar voz a quien no la tiene, lo ayuda a transformar su realidad. Giroux aborda el tema de Disney a partir de la comprensión de los mecanismos ideológicos y de condicionamiento  presentes y ocultos en el mensaje que a través de personajes de cuentos para niños van implícitos en toda la maquinaria Disney: "Si somos marionetas, nuestra mejor opción para dejar de  serlo es tratar de averiguar la lógica del titiritero". Spinoza




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