ARTÍCULO PUBLICADO EN SDP NOTICIAS
El diccionario, que no da significados, sino síntesis conceptuales, define la palabra “criminal[i]”:
“Se entiende por criminal a todo individuo que comete un crimen o que está implicado en algún tipo de delito. Como adjetivo calificativo, el término también puede aplicarse a organizaciones delictivas como así mismo a aquellas que luchan en contra de las primeras. Finalmente, también puede ser criminal un acto o hecho que interrumpe el designio de la ley e implica el cumplimiento de algún tipo de delito”
En la actualidad, las grandes y graves contradicciones presentes en las situaciones que los mexicanos viven diariamente, nos obliga a hacer una pausa necesaria en aras de reflexionar acerca de qué está pasando con aquellos a quienes la sociedad llama “criminales” y es imperativo hacerlo, puesto que en estos momentos incluso existen partidos que pretenden imponer la pena de muerte, pretendiendo convenientemente desconocer que en México el derecho niega la justicia, razón de la ley, que el aparato judicial ha sido pervertido, que la institución del Ministerio Público tiene tarifa y que existen jueces que terminan siendo rapaces mercaderes.
La situación es tan surrealista, que incluso se ha llegado a tratar de justificar el asesinato de los llamados “criminales” porque decidieron trabajar para el hampa. El mensaje de algunos políticos es claro: si eres un criminal, tarde o temprano vas a terminar mal ¿y es así? En México ¿a quién se le señala como criminal y a quién como gran señor? ¿cuál es la diferencia entre un criminal de poca monta y otro que roba millones de pesos impactando el futuro de una ciudad, de sus niños, de sus habitantes? ¿Es la política el factor de legitimación entre los criminales civiles y los criminales denominados presidentes municipales, gobernadores, presidentes, diputados o senadores?
Por lo anterior, es mi interés, presentar a usted algunos casos emblemáticos de la doble moral con la cual se juzga a “los criminales” en México
1.- ARTURO MONTIEL[ii]
“El hombre que instruyó a su operador Isidro Pastor para que comprara a un grupo de legisladores de Acción Nacional – maniobra por la que pudo disponer en el congreso de la mayoría absoluta que le habían negado las urnas, por lo que pudo dedicarse alegremente a meterle la mano a las arcas públicas – ahora sin pudor se asoma a un escenario público y en vez de repudio – o al menos silencio, recibe el respaldo de sus correligionarios, cómplices, beneficiarios…
Los expedientes que se difundieron en 2005 sobre la enorme riqueza de Arturo Montiel y sus hijos y su entonces mujer, Maude Versini, sólo explicable como fruto de una gestión arbitraria y sin contrapesos, exhiben apenas una parte de sus trapacerías.
Montiel no es ingenuo. Sabe que la memoria es corta, que ya no está Germán Dehesa para preguntarle cómo durmió; aunque seguramente duerme bien, porque los rufianes no tienen remordimientos. Sabe también que a pesar de todas las evidencias, las autoridades del estado no encontraron ilícitos. Alfonso Navarrete Prida – el mismo que hoy preside la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados –era procurador general de justicia-“
2.- HUMBERTO MOREIRA
“Moreira, el hijo de Elba” a través de SDP noticias[iii]
3.- ELBA ESTHER GORDILLO
Vamos a preguntarle al presidente[iv]
4.- VICENTE FOX
Todo parece indicar que existe un tipo de criminales institucionalizados que no solamente no son considerados delincuentes, sino que representan un ejemplo a seguir por la joven dinastía política que emerge apenas en México bajo la directriz de aquellos que, lamentablemente, representan todo lo que ellos aspiran ser y tener.
Considerando el triunfo del PRI en la mayoría de los estados en México, el mensaje parece ser el que Alfonso Zárate afirma:
“(…) En los últimos años, un electorado que porta la subcultura del ´dame´ - estirar la mano para recibir los mendrugos de Papá Gobierno –le ha dicho al PRI en las urnas: “No te disfraces de nada, no aparentes ser lo que no eres, así te queremos, corrupto pero eficaz!” [v]
Aunque debemos reconocer que la generalización es el primer paso para el error. Por ello, vale la aclaración de que en todos los partidos existen políticos no tan corruptos, políticos corruptos y los leadership champions de la corrupción. Es justo mencionarlo.
La buena noticia es que por lo menos en el discurso, en México no existe la impunidad, la corrupción, el tráfico de influencias o la malversación de fondos. Los personajes que se presentan a continuación, pertenecen solamente a una idea abstracta en el inconsciente colectivo del ciudadano promedio en México.
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